A su vez, los bonos de los productores chinos de materias primas han reaccionado con una caída a la noticia sobre la bancarrota de Yongcheng Coal & Electricity Holding Group, que no consiguió pagar a tiempo su deuda por un valor de 151 millones de dólares, informa la agencia estadounidense Bloomberg.
Según el medio, las empresas del carbón en China están cancelando las ventas de bonos programadas o van extendiendo los plazos límites para fijar los precios a medida que los inversores pasan a sentirse decepcionados con el sector.
Previamente la confianza en las empresas vinculadas al Estado se había visto afectada por varios reportes que se enviaron a los funcionarios de Pekín para que revisasen las finanzas del destacado fabricante de chips Tsinghua Unigroup Co.
En particular, los temores sobre una posible crisis en el grupo China Evergrande no tardaron en extenderse por el mercado asiático. Además, a principios de noviembre, las autoridades chinas impulsaron una reestructuración de deuda dirigida por un tribunal de un fabricante de automóviles estatal vinculado a la BMW AG.
"El mercado teme que lleguen más bancarrotas inesperadas. Los inversores están vendiendo los bonos de mayor riesgo a precios más bajos. Algunos fondos y productos podrían ser rescatados", advirtió Xiangjuan Meng, un analista de la empresa Shenwan Hongyuan Securities.
Las empresas estatales no han sido las únicas en sufrir consecuencias tras la bancarrota del Yongcheng Coal & Electricity Holding Group. Las acciones de los bancos Industrial Bank y China Everbright Bank se desplomaron más del 3,2%, mientras que las de la aseguradora Ping An Insurance cayeron un 2,5%.
En 2020 el sector bancario de China, valorado en 45 billones de dólares, ha sufrido su peor caída en beneficios en más de una década. Esta dinámica negativa se debió a que las entidades financieras han hecho todo lo posible para ayudar a millones de empresas afectadas por la pandemia.
Para responder a la crisis sanitaria, Pekín ha permitido que muchos usuarios de préstamos retrasen los pagos de intereses hasta marzo del 2021. Este hecho puede explicar a qué se debió la acumulación de tanta deuda incobrable en China.
Como resultado, la tasa de préstamos morosos subió a un récord de 2,84 billones de yuanes —casi 430.000 millones de dólares— para el 30 de septiembre, según el regulador chino. La agencia S&P Global estimó a principios del 2020 que el volumen de estos activos podría incrementarse hasta un 10% respecto a los niveles previos a la crisis, lo que supone un aumento de más de 1,21 billones de dólares.