Asegura que la proximidad de las hostilidades y el trato brutal que se daba a los civiles en Corea le llevaron a cuestionar sus ideales.
Después de la división de Corea, Blake fue capturado y llevado a Corea del Norte, donde pasó tres años. Al ser liberado, Londres lo envió como agente doble a Berlín, donde en realidad trabajó como agente triple.
Filtró a la Unión Soviética mucha información sobre los agentes del MI6 que había reclutado en Europa del Este, así como, en particular, los detalles sobre un túnel secreto bajo la frontera entre Berlín Occidental y Oriental.
Blake fue condenado a 42 años de prisión por espionaje, pero cinco años más tarde logró escapar y huir a la URSS.
Ahora vive en Moscú y es docente en la Academia del Servicio de Inteligencia en el Extranjero de Rusia. Se retiró de la KGB con el rango de coronel. Se le otorgaron múltiples condecoraciones estatales, tanto por su trabajo en la agencia de inteligencia como por su actividad académica.
Su decepción más grande, dice, fue la caída de la Unión Soviética y la ideología del comunismo. "Creo que fue un experimento, un noble experimento que merecía tener éxito pero que fracasó en este particular momento de la historia", lamenta.