La llegada a la cartera del Interior de Rodrigo Delgado fue acompañada por las palabras del presidente Piñera quien destacó la trayectoria y el carácter dialogante de la nueva autoridad, características que denotan el interés del Gobierno en lograr un acercamiento con la oposición, las autoridades locales y los ciudadanos, lo que no pudo lograr con el saliente Víctor Pérez.
"Le hemos encargado, en primer lugar, practicar y recorrer los caminos del diálogo, la colaboración y los acuerdos, con todos los sectores de la sociedad chilena. Mientras más duro, más lejano, mientras más rechazo exista al diálogo, mayor va a ser la fuerza y voluntad que nosotros vamos a poner", señaló el mandatario en la ceremonia de juramento.
López señala a Sputnik que Delgado tuvo un papel relevante durante este año en la pandemia como presidente de la Asociación Chilena de Municipalidades. "A pesar de su criticada gestión con respecto al plano regulador, que permitió los llamados guetos verticales en su comuna, ha tenido una popularidad alta por su gestión".
La figura de Delgado ya había aparecido como posible integrante del gabinete en el cambio ministerial anterior, ya que no podrá postular a otro período en la alcaldía de Estación Central, debido a la ley que limita la reelección, que en su caso suma tres períodos. Pero en ese momento se impuso el sector más conservador de la UDI con Víctor Pérez, quien fue considerado parte del llamado gabinete del Rechazo, haciendo alusión a la opción del plebiscito por una nueva constitución.
"La única similitud entre Delgado y Pérez es su militancia, porque el exalcalde de Estación Central afirmó estar a favor del Apruebo, incluso participó en actos electorales de esta opción. Un cambio radical considerando que su antecesor era de la línea dura de la derecha chilena", opina López.
Una renuncia que descomprime
La renuncia de Víctor Pérez no dejó indiferente a nadie. La aprobación de la acusación constitucional en la Cámara de Diputados motivó la inesperada decisión del ministro, quien, en el mismo Congreso, y tras la votación en su contra, dio a conocer su decisión de dimitir.
Para el analista López, la renuncia fue inesperada, "al menos fuera de las conversaciones del Gobierno y de la propia UDI. Pero no es de extrañar, la elección de Pérez como ministro de Interior siempre fue errónea. Él [Pérez] se caracteriza por ser de una posición muy extremista, y además no tenía un buen manejo de su propia cartera por sus mismas posturas", considera.
Pérez no alcanzó a cumplir cien días en La Moneda (Palacio de Gobierno) al momento de presentar su renuncia al cargo, la que hizo una vez aprobada la acusación constitucional en su contra por la Cámara de Diputados y Diputadas, por 80 votos a favor, 74 en contra y 1 abstención.
La acusación apunta a la discrecionalidad de Pérez al no haber aplicado la ley del Seguridad de Estado en el marco de una paralización del gremio de los camioneros, vulnerando el derecho de la igualdad ante la ley, junto con no ejercer el control jerárquico sobre Carabineros, cuya acción provocó la caída de un adolescente al río Mapocho de la capital, en medio de las protestas.
"El Gobierno enfrenta duros problemas desde octubre del año pasado, eso no es una novedad. Arrastra una baja popularidad, enfrenta un descontento de la sociedad con las instituciones, problemas internos entre partidos de su propia alianza, etc. A todo eso, se le suma el clima de inestabilidad que significa cambiar tres veces de ministro en tan poco tiempo", explica López.
Para los especialistas, la renuncia bajó la presión a La Moneda, de tener que sobrellevar una nueva destitución de un jefe del gabinete, a pesar que la acusación sigue su curso en el Senado. "La decisión de Pérez descomprime un poco, viene a ser un respiro breve, efímero. Claro, técnicamente no enfrenta una nueva destitución, pero si se enfrentó a otro ministro que debió cambiar, sobretodo en una cartera tan importante como lo es Interior".
Cuatro ministros han desfilado en este cargo desde que se iniciara el estallido social en octubre de 2019, periodo en el cual la presión y las críticas al Gobierno aumentaron durante la revuelta, por su manejo en el tema del orden público y la seguridad interna. El 28 de octubre del año pasado, 10 días después de que comenzara la revuelta social, Piñera vio caer a su primo y hombre de confianza, Andrés Chadwick, ministro del Interior desde marzo de 2018.
Lo reemplazó Gonzalo Blumel, militante del partido de centroderecha Evópoli, quien estuvo solo nueve meses en la cartera. Cuestionamientos desde el propio oficialismo y la falta de manejo frente a la aprobación del retiro del 10% de los fondos previsionales, explicarían su salida del ministerio del Interior.
Para el politólogo y académico de la Universidad Diego Portales, estos cambios revelan que "la derecha se está quedando sin liderazgos, sin figuras claves, sin operadores políticos. Algo común en todos los partidos y alianzas actualmente, pero que te afecta mucho más cuando eres Gobierno y debes cubrir cargos de poder".
Este cuarto jefe de Gabinete del Gobierno de Piñera deberá enfrentar, en lo que le queda de mandato, un escenario político bastante polarizado, por varias elecciones que se aproximan, tanto las municipales, de gobernadores y convencionales proyectadas para el 11 de abril del próximo año, además de las presidenciales y parlamentarias el 21 de noviembre del 2021.
Una gestión que buscará, según López, "mantener lo más estable su agenda gubernamental y salvaguardar su imagen como Ejecutivo", el que no contempla un cambio más profundo del gabinete, a menos que la presión ciudadana diga otra cosa.