En el sur de la India, las lluvias monzónicas provocan la temporada de la yaca, la fruta favorita de estos animales, pero hasta que estas maduren, son completamente incomibles.
Los macacos, a su vez, tienen dificultades para identificar la fruta madura, pero han aprendido a utilizar a su vecino del bosque que, sin quererlo, los guía hacia la delicia. Se trata de la ardilla de Malabar, que tiene un agudo sentido del olfato, que le ayuda escoger las frutas más maduras.
En la grabación se puede observar cómo la ardilla se dirige a su futura cena. No obstante, el macaco sigue cada uno de sus movimientos y en un momento dado entra en la lucha, quitándose de encima a la ardilla con un par de bofetadas y apoderándose de la fruta.
Si la ardilla opone resistencia, los macacos tienen otro tuco. Tiran la fruta del árbol para comerla en el suelo, donde las ardillas no los van a seguir.