Desarrolladas por el Instituto Finlay de Vacunas de La Habana, las candidatas cubanas a vacuna contra COVID-19 se basan en un proceso común que es la obtención del antígeno viral y la diferencia más perceptible entre ambas reside en que la Soberana 02 es una vacuna conjugada, en la cual el antígeno del virus se encuentra enlazado químicamente al toxoide tetánico, según la institución responsable.
Los resultados de la Soberana 01 se esperan para enero de 2021. Si bien no se han observado reacciones adversas o efectos graves hasta ahora, aún falta evaluar el comportamiento del ensayo y el procesamiento de las muestras, para comprobar si realmente se generan anticuerpos. Por tanto, el equipo de trabajo prevé que se podrá comenzar a vacunar a la población durante el primer semestre del año.
Por su parte, el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Cuba entregó la documentación para inscribir un tercer candidato vacunal contra COVID-19. El paso siguiente es que la autoridad reguladora de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (CECMED) evalúe y apruebe el inicio de los ensayos clínicos de la nueva candidata.
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"La autoridad reguladora cubana ha analizado, prácticamente en paralelo, los proyectos y propuestas para no demorar en su aprobación. El acompañamiento ha sido desde las etapas iniciales y los especialistas examinan cada uno de los resultados, con lo cual el proceso es más expedito", declara a Sputnik el doctor Gerardo Guillén, director de Investigaciones Biomédicas del CIGB.
En la investigación de estos candidatos vacunales intervienen instituciones científicas del Grupo de las Industrias Biotecnológica y Farmacéutica de Cuba (BioCubaFarma), el Ministerio de Salud Pública (MINSAP), la Universidad de la Habana y los hospitales, donde se evalúa el comportamiento natural de la enfermedad y la respuesta al tratamiento en los pacientes.
"Una de las ventajas y fortalezas de la biotecnología y de la ciencia en el país es que no hay competencia entre las instituciones, sino integración. La experiencia de todos contribuye al avance más rápido de los proyectos; a su vez, las técnicas analíticas y los materiales biológicos pueden servir para los diferentes candidatos vacunales", asegura Guillén.
De acuerdo con el director, el progreso de la industria biofarmacéutica en Cuba refleja el impulso del líder de la Revolución, Fidel Castro. "En el enfrentamiento al COVID-19 nos han ayudado otras experiencias en situaciones epidemiológicas complejas como: el dengue, la meningitis de origen bacteriano y el control del SIDA", remarca.
Vacuna contra COVID-19: candidatas cubanas
El Instituto Finlay y el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, instituciones cubanas que desarrollan candidatas a vacuna contra COVID-19, utilizan el modelo por subunidades, así se conoce a las vacunas basadas en proteínas específicas obtenidas a partir de vías biotecnológicas, es decir, por métodos recombinantes, métodos de ingeniería genética o biología molecular.
"La plataforma por subunidad es, quizás, la que más tiempo lleva en aportar un candidato vacunal, pero tiene como ventaja la seguridad, porque no se trabaja con un virus ni con una mezcla compleja donde pueden haber compuestos tóxicos o que generen efectos no esperados en el organismo. Es segura en el desarrollo de la investigación, su producción y la vacuna", explica Guillén.
De igual manera, agrega, el proceso se realiza con proteínas de alta pureza y de secuencia conocida, específicamente, la proteína viral. "Esta tecnología permite manipular y presentar al antígeno de la forma más adecuada para favorecer e inducir la respuesta inmune", argumenta.
Ambas instituciones desarrollan candidatos basados en plataformas ya existentes. Los expertos del Instituto Finlay investigan la vesícula de la membrana externa de la Neisseria meningitidis, que es la base de la vacuna antimeningocócica, uno de los productos líderes de la biotecnología cubana desde los años 80. Ese modelo de inmunopotenciación se utiliza en la producción de diferentes vacunas en el país.
Según Guillén, la inmunización por vía nasal favorece el desarrollo de una respuesta local, cuyo objetivo es impedir no solo la enfermedad, sino también la colonización y la transmisión del virus. Existen muchas personas asintomáticas, tanto en los estados iniciales de la enfermedad como en el curso de la misma y, aunque se recuperen clínicamente, continúan como portadores del virus.
"Todo eso es aún un largo camino, en el cual hay que demostrar mediante estudios clínicos que realmente estas hipótesis se cumplen. Para eso desarrollamos los candidatos vacunales y hacemos evaluaciones en estudios farmacológicos en animales de laboratorio, antes de pasar a las etapas de estudios clínicos. En ese estudio se analiza si la vacuna está realmente induciendo la respuesta inmune-protectora deseada", añade.
Cuba fue el primer país de América Latina y el Caribe en contar con una candidata a la vacuna contra COVID-19 en fase de ensayos clínicos. Actualmente, desarrolla tres fórmulas de inmunización, mientras además avanza en el tratamiento de la enfermedad. pic.twitter.com/CqK8ZQbNYc
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Los directivos del Instituto Finlay han informado en medios cubanos que los participantes en el estudio de la candidata Soberana 01, cuya función es estimular potentemente la respuesta inmune, ya recibieron las dos dosis. De acuerdo con el calendario previsto, en las próximas semanas concluirá la fase 1 del estudio con el análisis de la respuesta inmune de los pacientes.
"Aunque se aceleran o se superponen procesos por la exigencia y emergencia de salud, no se violan las etapas, algunas de ellas son las evaluaciones preclínicas en animales, estudios toxicológicos, implementación de técnicas analíticas de confirmación de que ese producto cumple con los requisitos y regulaciones farmacéuticas para su uso en humanos, entre otras", indica Guillén.
Evolución del tratamiento contra COVID-19 en Cuba
Desde la aparición del coronavirus SARS-CoV-2 en China, los científicos cubanos participaron en un intenso proceso de debate para redireccionar los medicamentos existentes en el combate al COVID-19. De ahí que uno de los objetivos fuera garantizar la producción del Interferón alfa-2b-recombinante.
"Hoy tenemos otro producto que es el Heberferon, una combinación del Interferón alfa-2b y el Interferón gamma. Ese es un producto registrado desde el año 2012 para el tratamiento del cáncer de piel no melanoma. Se conoce que estos interferones tienen propiedades antivirales, inmunoreguladoras, por lo que también potencian la respuesta inmunológica y antinflamatoria”, señala Guillén.
Así fue como el grupo de expertos BioCubaFarma- MINSAP decidió una modificación en el Protocolo Nacional de tratamiento a los pacientes con COVID-19. En sustitución del Interferón alfa-2b se introdujo el Heberferon y se decidió realizar la prueba de diagnóstico PCR al noveno día en lugar del día 14, lo cual contribuye a la menor estadía hospitalaria, disminución de los casos activos y ahorro de recursos.
"Realizamos también el estudio con el péptido Jusvinza para artritis reumatoide. Trabajamos con él desde hace varios años, es totalmente novedoso y regula el sistema inmune a fin de reducir el estado de hiperinflamación, que marca la gravedad en la evolución de los pacientes. Es un producto muy seguro, con escasas reacciones adversas, y poseemos amplios conocimientos sobre su mecanismo de acción", detalla el especialista cubano.
En el periodo de un mes, durante la aplicación a pacientes graves y críticos, no hubo casos de mortalidad en el Hospital Luis Díaz Soto. El péptido también fue incluido en el protocolo de tratamiento en las unidades de terapia intensiva. Hasta la fecha, más de 190 pacientes han recibido el medicamento, con más de 85% de sobrevivencia.
El propósito es darles un seguimiento directo a los pacientes y evitar que pasen a la gravedad, con la administración también del Jusvinza y del anticuerpo monoclonal Itolizumab, desarrollado por el Centro de Inmunología Molecular. Además, se incluyen otros fármacos como la Biomodulina T, del Centro de Biopreparados, y el factor de transferencia del CIGB, conocido comercialmente como Hebertrans, que constituye un inmunoestimulante empleado en una amplia gama de patologías.
"También del CIGB es el Nasalferon, formulación de gotas nasales del Interferón, que se les suministra a los profesionales de la salud de las Brigadas Henry Reeve antes de prestar servicio en otros países, al personal médico en las áreas rojas y a los grupos vulnerables. Igualmente, se realizan otros estudios clínicos con antivirales para potenciar la inmunidad innata, la primera defensa que tiene el organismo", concluye el experto.
¿Qué es ozonoterapia?
La ozonoterapia, técnica médica que utiliza el ozono como agente terapéutico, comienza su desarrollo en Cuba a partir de los años 70 en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas. El país posee múltiples experiencias en la aplicación de esa modalidad, vinculada a especialidades como la oftalmología, en el caso de la retinosis pigmentaria, y la angiología.
Ante la propagación de la pandemia COVID-19 en la Mayor de las Antillas, investigadores del grupo BioCubaFarma examinaron las potencialidades de la ozonoterapia y de otros productos ozonizados.
"Cuba no es el único país que ha registrado ensayos clínicos para evaluar la eficacia y seguridad del uso de esa técnica en pacientes con COVID-19. La peculiaridad es que nosotros optamos por la insuflación rectal de ozono, que es una vía más factible y reporta menos riesgos para el paciente", argumenta.
Perdomo Delgado manifiesta que ese ensayo en particular se realizó en el Hospital Clínico Quirúrgico Salvador Allende de La Habana, afirma que ya culminó el reclutamiento de contagiados y, en estos momentos, los especialistas procesan la información. Durante el estudio los enfermos no presentaron eventos adversos colaterales, ni reacciones adversas producto de la intervención.
En paralelo, los expertos cubanos evaluaron el empleo del ozono en pacientes con enfermedades crónicas no trasmisibles y ya curados del COVID-19. A partir de ese estudio de observación, analizaron las propiedades antioxidantes e inmunoreguladoras del ozono y aplicaron el concepto de recuperación asistida por procederes e intervenciones de salud.
"Tras dividirlos en dos grupos más pequeños, uno recibió el ozono combinado con el biopla, producto derivado de la placenta y elaborado por el Centro de Histoterapia Placentaria, y al otro solo se le suministró ozono. Se pudo constatar la mejoría indiscutible de los parámetros de estrés oxidativo y un menor impacto de la pandemia sobre sus patologías asociadas", añade.
A partir de esos resultados se decidió incluir en la versión 1.5 del "Protocolo de enfrentamiento a la Covid-19" el uso de la ozonoterapia en el tratamiento de los pacientes con PCR positivo, persistente más allá del noveno día. Actualmente, el método se emplea en hospitales de las provincias Pinar del Río, La Habana, Camagüey, Las Tunas y Santiago de Cuba.
Para su inclusión en el esquema terapéutico, los especialistas valoraron que la ozonoterapia permite la activación del sistema antioxidante endógeno, con lo cual se revierte la cascada inflamatoria generada dentro del proceso fisiopatológico de la pandemia, responsable de la gravedad de los pacientes.