"La importancia es que se respeta a las costumbres de los pueblos originarios y se permite realizar las actividades como nuestro pueblo lo acostumbra y lo requiere, y que se conozca que son diferentes formas tal vez, similares a las de otros protocolos, otras formas, pero eso en realidad tiene una importancia muy grande para nuestra gente. Y nuestra gente en esto de fallecer se les acompaña, se les hace la ceremonia que corresponde", señala a Sputnik Berta Nahuelhun Collao, mapuche huilliche (gente del sur), lawentuchefe (agente de salud) y fundadora de la primera organización indígena urbana de Chiloé.
En mayo el Ministerio de Salud de Chile, en acuerdo con el Colegio Médico del país, puso en vigencia el 'Protocolo de funerales en contexto de pandemia por COVID-19', que determina los criterios para manejar un cadáver, sobre todo por el riesgo que reviste la posibilidad de aglomeración de personas que asisten a un funeral.
Respecto a la ceremonia, el documento establece que "todo el proceso del funeral (tanto el velorio, ceremonia o entierro) debe tener una duración máxima de 90 minutos. La asistencia a la celebración queda restringida exclusivamente al núcleo directo del fallecido con un máximo de 20 personas".
Además, dispone que el velorio o ceremonias deben ser realizados en un lugar determinado especialmente para ello. Queda prohibida la celebración de velorios en domicilios. El entierro debe ser realizado en un lugar definido como cementerio, según el Código Sanitario y el Reglamento General de Cementerios.
Sin embargo, la mayoría de estas disposiciones, denuncian las comunidades indígenas, no se ajustan a la realidad de los pueblos originarios, particularmente por estar ubicados en zonas rurales donde los cementerios, servicios de salud y funerarias se encuentran a kilómetros de distancia de las familias y colectivos indígenas.
¿Cómo adecuar las tradiciones indígenas a los funerales en pandemia?
A partir de este contexto, distintas comunidades de pueblos originarios, en particular de la Región de Los Lagos, al sur de Chile, a través de sus werkenes (voceros) y la Mesa Regional de Salud Intercultural regional, presentaron su inquietud a la autoridad local, que tras estudios en la zona aprobó cambios en el protocolo e incorporó disposiciones del Convenio 169 de la OIT, la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas, y la Ley Nacional sobre Protección de Pueblos Indígenas.
De acuerdo con Berta, en sus tradiciones son más días de ceremonia, "porque aquí las comunidades son más lejanas" y requieren más tiempo para reunirse, para lograr "su forma de compartir", de reconocer todo lo que significa esa persona, de valorar toda la trayectoria de su vida.
"Despedirlo con esto que de la tierra venimos y a la tierra nos vamos. Tal vez no sean tan diferentes a otras formas de las religiones, pero eso de que sí se permita despedirlos, que sí se permita hacerle su ceremonia, que el tiempo sea más largo porque la gente llega de distintos lugares, no es el mismo tiempo de estar en una ciudad", resalta.
Es por estas razones y por los oficios enviados desde la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (CONADI) y del Instituto Nacional de Derechos Humanos que la secretaria regional ministerial de Salud, Scarlett Molt, publicó la resolución 13.385 que estableció criterios para ceremonias fúnebres de los pueblos originarios.
Con el documento, que se encuentra vigente, se logró un acuerdo que permite realizar ceremonias fúnebres respetando las tradiciones, pero manteniendo las medidas sanitarias requeridas para evitar contagios por en el contexto de la pandemia. Con esta modificación al protocolo se logró rescatar los elementos esenciales del rito fúnebre.
Para Berta, con esta medida se logra visibilizar que los pueblos originarios son respetuosos de su gente, de la naturaleza, "de entender que somos parte de la ñuke mapu, de la madre tierra, y que nuestras costumbres, nuestras formas de tratar a nuestra gente, cuando ya parten, también tienen una tremenda relevancia y una conformidad muy grande para la gente que los despide".
"Eso que no se permitiera es muy doloroso, es muy triste, es como causar una enfermedad para nosotros, que decimos que todo tiene, que tenemos que estar en armonía, en equilibrio para no enfermarnos. Entonces esa sería una forma de no sanarnos, de no estar bien, y de que pudieran venir otras complejidades, otras enfermedades", profundiza.
Porque para las comunidades mapuche es importante cumplir bien las reglas que sus ancestros les han ido legando, lo que coincide con la normativa aprobada, que la subsecretaria Molt explicó a la prensa, indicando que, en caso de fallecimiento de autoridades ancestrales del pueblo mapuche huilliche, "se podrá autorizar especialmente la realización de ceremonias respetando el derecho consuetudinario de los pueblos originarios".
"Al wenu mapu (tierra de arriba) como decimos, se irán, pero también decimos 'nuestra gente está en todo lugar', por eso está este respeto a todo lo que existe, que todo tiene un ngen (espíritu), porque también nuestra gente puede volver, puede estar en ríos, en el agua, en una montaña, en una planta, en un árbol y por eso nosotros pedimos permiso a todos los ngen, los dueños de los espacios, de los territorios, de todo lugar donde uno va", explica Berta.
"Uno pide permiso porque aquí están los ngen que también son los espíritus de nuestra gente que se va, pero que siempre nos acompaña porque decimos: 'nunca estamos solos, nuestros ancestros están con nosotros'. Cuando yo me paro ahí están todos conmigo también, nos van a estar acompañando. Eso es lo que nosotros creemos, lo que nosotros pensamos, nuestro fellentún, taiñ fellentún, nuestras creencias, nuestra, podríamos decir, fe, nuestra cultura originaria ancestral".
Comunidades rurales
La resolución también se refiere a los funerales en zonas rurales de la región, y dictamina que los velatorios deberán efectuarse exclusivamente en lugares habilitados para ello, pudiendo efectuarse en sedes sociales o recintos municipales, y sólo en caso que no exista dicho recinto se autoriza especialmente velar a las personas en sus hogares, bajo estrictas medidas sanitarias.
Ante la realización de ceremonias en su hogar, señala la resolución, deben ser en espacios al aire libre, deben realizarse con asistencia de familiares directos no superando las 20 personas y tomando las medidas de prevención y resguardos indicados por la autoridad.
Con respecto a los casos de personas fallecidas por COVID-19 o sospecha del mismo, se autorizó que el velorio y funeral tenga una duración máxima de 2 horas. Esta distinción se efectúa no por la posibilidad de contagio con el cuerpo del fallecido sino por la mayor posibilidad que existan personas que se encuentren enfermas sin saberlo y puedan contagiar a los concurrentes.
Lo cierto es que estas disposiciones que permiten nuevos espacios para realización de las ceremonias se deben a que el Estado finalmente tuvo que hacerse cargo y entender que Chile es un país pluricultural, "que ya es tiempo de que sí se vaya tomando en cuenta a nuestra gente", remarca Berta. A su juicio, se ha visto la obligación de considerarlos como resultado de una lucha, "porque estamos levantando la voz de alguna manera y diciendo "tenemos que ser escuchados".
"Somos los primeros que hemos estado acá, tenemos más de 13.000 años, y en esta Mapu. Yo creo que no puede ser letra muerta lo que vaya saliendo, y no puede siempre estar no permitiendo que se cumplan las leyes de nuestro pueblo, los derechos de nuestra gente", reivindica la lawentuchefe.