Un grupo de investigadores de la Universidad Northwestern en EEUU examinó la asociación entre el pensamiento positivo y el deterioro de la memoria, teniendo en cuenta la edad, el sexo, la educación, la depresión y la extraversión de los participantes.
El experimento involucró a 991 adultos estadounidenses mayores y de edad mediana y se llevó a cabo en tres períodos de tiempo: entre 1995 y 1996, 2004 y 2006, y 2013 y 2014.
"Sin embargo, los individuos con mayores niveles de afecto positivo tuvieron un declive menos pronunciado de la memoria en el transcurso de casi una década", agregó Emily Hittner, graduada de doctorado de la Universidad Northwestern.
En el futuro, los científicos se proponen abordar los caminos que podrían conectar el efecto positivo y la memoria, como la salud física o las relaciones sociales.
El resultado de este estudio se suma a un creciente número de investigaciones sobre el papel del afecto positivo en un envejecimiento saludable.