El daño se registra en la ionosfera, la parte de la atmósfera terrestre ionizada, que consta de tres capas denominadas D, E y F, cada una con una misión.
Es así que las ondas de radio de larga distancia rebotan entre las capas de la ionosfera y la superficie de la Tierra, pero también se ven dañadas cuando en lugar de ondas de radio lo que captan son explosiones nucleares que pueden llegar hasta la capa F que es la que tiene mayor altitud, según un artículo publicado en la revista de la Unión Astronómica Internacional.
Por ejemplo, se ha comprobado que la caída del meteorito de Cheliábinsk en Rusia en el año 2013 ha generado ondas en la ionosfera que fueron detectadas en Europa. Además, el terremoto de Tohoku ocurrido en 2001 también alcanzó a impactar la atmósfera superior.