"Me ve un payés y se ríe de mí, porque soy una broma en el mundo rural", comenta con sorna Damià Gibernet. Denominado AgroYoutuber en las redes sociales, este barcelonés de 48 años vive en una disyuntiva permanente. Reside en una masía, cultiva tierras y cuida cabras o gallinas. También intenta recuperar especies vegetales o animales perdidas. Pero es un vecino más de la ciudad. Cal Mandó —como se llama su finca, de dos hectáreas y en pie desde, "al menos", 1740— se ubica en la sierra de Collserola. Detrás del Tibidabo, una montaña perteneciente al término municipal de Barcelona, con unos dos millones de habitantes.

Últimamente, desde este espacio cercano a la urbe muestra cómo conseguir huevos de colores, cómo apreciar el concierto de un "paisaje sonoro" o cómo producir aceite de lavanda casero. En vídeos de pocos minutos, enseña esta "sabiduría payesa". "No lo hago desde la ciencia exacta, sino desde el saber campesino, el que se ha ido perdiendo porque antes de hacía de forma oral", explica Gibernet a Sputnik.

Precisamente esas tareas —que eran algo lúdico, sin más alcance que los interesados de la zona— son ahora lo que le han hecho más mediático. Su canal de Youtube o su perfil de Instagram reúnen a cientos de seguidores. No es un influencer masivo, pero se ha ido labrando un hueco en el sector y en la región. "Todo empezó de casualidad", rememora. En realidad, en ningún momento se planteó hacer una especie de serie sobre sus cuitas campestres.
"Fue justo cuando decretaron el estado de alarma. Tenía pendiente un taller sobre semillas en un centro cívico. Y como no se pudo celebrar (era justo ese fin de semana), decidí grabar lo que iba a contarles", adelanta Gibernet sobre el origen.
Lo pasó por whatsapp y, después, una amiga le abrió un canal para tenerlo público. Poco a poco, sintió cierto fervor hacia el asunto. En alguna ocasión ha llegado a decir que lo payés se ha convertido en sexy. "Sí, es curioso. Llevas toda la vida trabajando en algo que en general da lo mismo y, de repente, es guachi", comenta. "Nadie lo valoraba, a nadie le importaba. Hasta que sigues y sigues y tiene repercusión por lo que sea", reflexiona.
"Cada semilla atesora el patrimonio de varias generaciones. Y la biodiversidad es un conocimiento ancestral que merece la pena mantener", cavila, aunque desestima la visión romántica del campo: "La resistencia rural es complicada. Todos los días hay que encargarse de muchas cosas, como coger leña en invierno, que no siempre apetece. Vallvidrera, que era un municipio, se juntó a Sarrià y está dentro del perímetro ahora es una zona cara, pero antes era de masías abandonadas porque nadie se venía a vivir aquí", apunta quien ha alternado temporadas en Barcelona o en su actual residencia, donde hasta hace poco no tenían ni luz.
Su popularidad se ha acrecentado estos días no solo por la faceta de youtuber (que, de hecho, la tiene un poco aparcada por "falta de tiempo"). El pasado 16 de septiembre, mientras desarrollaba sus labores de genetista de gallinas, se presentaron unos agentes en su casa. Le abrieron un expediente porque en la ciudad no se puede tener ganado. "No sé por qué lo vinieron. Y es indignante, porque me escribieron un acta por tener ganado en el término municipal, que no está permitido", alega.

Le anotaron la posesión de cinco cabras, aunque tiene también unas 40 gallinas, una tórtola, dos gatos y dos perros. Gibernet sostiene que la posible sanción está relacionada con la falta de un registro de los animales, aunque también hay una ley de 2001 que prohíbe esta práctica. "Es una pescadilla que se muerde la cola: no los puedo inscribir porque está prohibido, y me multa si no están inscritos", arguye. El AgroYoutuber decidió hacer público esta visita de las autoridades, que aún no ha alcanzado un veredicto, para denunciar la normativa.
"Me martiricé expresamente, igual que les hice manifestar que todos los animales estaban en perfecto estado y que no los tengo para nada más allá que el cuidado", expresa. "Las cabras son bomberas, limpian el suelo y protegen de incendios. ¡Pueden salvarme literalmente la vida!", exclama. Ha recibido el apoyo de muchos compañeros y, aunque no se hayan dirigido a él directamente, le consta que el Ayuntamiento ha indicado que revisará la ley. "Si tengo suerte, se me arreglará", zanja despreocupado, más pendiente de sus ocupaciones agrícolas o ganaderas que de un papel, aunque se sienta en un terreno medio, en el límite entre lo rural y lo urbano.
👩🏽🌾 Recuperada la #Bassa de Can Pujades us presentem un nou projecte de #Naturalització de basses per fomentar la #biodiversitat i cuidar el nostre entorn.
— Can Pujades - Cooperativa de consum (@CanPujades) July 17, 2020
🐸 El nostre Agroyoutuber, el Salva de Can Pujades i el #biòleg Josep Garcia ens ho expliquen!
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