La ratificación de Donald Trump en las elecciones del 3 de noviembre en EEUU, o su cambio por Joe Biden, no impondrían grandes modificaciones a la agenda bilateral; pero si ganan los demócratas el Gobierno del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador tendrá que empeñarse en recomponer la confianza con ese partido, dijo a Sputnik el politólogo José Luis Valdés, del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la Universidad Nacional Autónoma de México.
"Los demócratas podrían ser más estrictos con las normas laborales que contempla el tratado de libre comercio y seguramente impondrán nuevas reglas en temas como el tráfico de drogas, la seguridad fronteriza y los derechos de los migrantes", señala el académico.
Tanto el narcotráfico como el contrabando de armas son delitos complejos que requieren de una acción coordinada que hasta ahora no se ha dado, debido a que a pesar de la buena relación entre Trump y López Obrador persiste la desconfianza entre los responsables del manejo concreto del tema, opina el especialista.
Circunstancias como la detención en Los Ángeles del exsecretario de Defensa mexicano, Salvador Cienfuegos, el 15 de octubre pasado, podrían acrecentar el recelo entre ambas naciones respecto a este asunto.
Delincuentes armados
Durante el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto (2012-2018), Cienfuegos fue el responsable de la persecución de los carteles de la droga. Ahora es señalado de conspiración para distribuir drogas y lavado de activos.
Por su parte, México ha reclamado a Washington la falta de una política estricta para contener el trasiego de armas a través de la porosa frontera entre los dos países, de más de 3.000 kilómetros de longitud.
El informe 2020 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito resalta que ese trasiego de armas parece presentarse "en lotes individuales de menor tamaño", una especie de "tráfico hormiga".
Según el reporte, los decomisos de armas que ingresan a México por su frontera norte generalmente son cantidades inferiores a diez unidades, distinto a lo que ocurre en otras zonas del mundo.
Esas armas, algunas con capacidad contra blindados y lanza cohetes, son compradas en el mercado legal estadounidense, pero terminan en manos de narcotraficantes.
El canciller de México, Marcelo Ebrard, solicitó en junio pasado a Washington los detalles sobre las investigaciones de las autoridades estadounidenses sobre el rastreo a armas entregadas a delincuentes mexicanos, adaptadas con mecanismos electrónicos para su monitoreo.
La entrega deliberada de armas fue ejecutada en el marco de una operación diseñada para descubrir las rutas del crimen organizado entre 2009 y 2011.
En la mira
Washington insiste en que su vecino debe realizar esfuerzos mayores para controlar el paso de narcóticos a través de la frontera, en especial del fentanilo, una droga sintética con un mercado extendido en los últimos años y que compite en precio con la cocaína y la heroína, además de ser más adictivo y potente que estas drogas.
Según la DEA, el fentanilo proveniente de China ingresa a EEUU a través de México.
Un informe de la organización civil mexicana Prevencasa, que trabaja sobre la prevención de la drogadicción, señala que los carteles han encontrado en el fentanilo un mercado de grandes ganancias.
"Son las mafias las que están determinando lo que los consumidores pueden encontrar en el mercado", señala el informe, firmado por Luis Segovia, director de la organización.
La pandemia del COVID-19 ha aumentado la ansiedad entre los más de 27 millones de estadounidenses que habitualmente consumen drogas, provocando un aumento en la demanda que se refleja en el aumento de los precios.
Las cifras oficiales de EEUU son claras: hay un aumento de más de 44% de los decomisos de drogas, un crecimiento notable que se ha dado a pesar del cierre de la frontera como resultado de la pandemia.
El dilema es mayúsculo, y tal vez no se resuelva en las urnas de EEUU.