Brasil es el principal productor y exportador de soja del mundo, pero el aumento del consumo interno y las ventas récord a China han agotado sus existencias. El Gobierno ha anunciado la suspensión de las tarifas de importación para fomentar la compra de soja extranjera y tratar de reducir la inflación de los alimentos a nivel nacional.
La consecuencia lógica del problema será el aumento drástico del precio de este producto en el mundo.
Antes de la eliminación de las tarifas de importación, los únicos países de los que podía importar soja sin una sanción arancelaria eran los otros miembros del Mercosur —Argentina, Uruguay y Paraguay y los miembros asociados como Bolivia, Chile y Colombia, entre otros.
La escasez de soja en Brasil no estaba prevista, dado que las existencias del alimento a nivel mundial están por encima de la media de los últimos diez años, y se prevé que la producción mundial sea más elevada que nunca este año. Pero incluso con los altos niveles de producción, el consumo mundial está superando la oferta; se espera que los inventarios mundiales de soja disminuyan en la temporada de cultivo 2020-2021, lo que será el tercer año consecutivo de disminución de los inventarios.
La mayoría de las exportaciones de soja desde Brasil iban a China, pero ahora el gigante asiático deberá recurrir a los otros miembros del cuarteto de mayores productores: EEUU, Argentina y Paraguay. Esta situación beneficiará directamente a los agricultores estadounidenses, y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos proyecta que China necesitará importar un récord de 100 millones de toneladas métricas de soja este año.
"Ahora, en una extraña ironía agrícola, China competirá con su principal proveedor de soja por, bueno, la soja", concluye el columnista.