Un análisis de láminas delgadas de un hueso largo de un dinosaurio de la familia de los Titanosauria, a cargo de la profesora del Departamento de Geología y Recursos Naturales del Instituto de Geociencias (IG) de la Universidad Estatal de Campinas (Unicamp) Fresia Ricardi Branco, constató la presencia de microorganismos fosilizados, más precisamente de un tipo de parásito sanguíneo.
El artículo, cuyo hallazgo no tiene precedentes en el mundo de la dinosaurología, o paleontología de los dinosaurios, fue publicado a finales de octubre en la revista Cretaceous Research.
Vou aproveitar para contar um pouco mais da história do nosso "Dino Zumbi" por aqui,🦕🦴🦠... Não é história de Halloween, é pesquisa brasileira 🇧🇷, feita em universidade pública! Se liga no fio: pic.twitter.com/MLBVEwDk0r
— Aline Ghilardi (@alinemghilardi) October 18, 2020
La investigación involucró también a especialistas de la Universidad Federal de Sao Carlos (Ufscar) y la Universidad Federal de Rio Grande do Norte (UFRN), quienes en conjunto identificaron "por primera vez la presencia de parásitos sanguíneos conservados dentro del hueso de un dinosaurio", informa el comunicado de la Unicamp.
Desde 2018 Ricardi Branco trabajaba como asesora del paleontólogo Tito Aureliano, en el Programa de Posgrado en Geociencia de la Unicamp, donde se encontraban analizando unos bultos esponjosos que aparecían sobre la superficie ósea de un hueso de dinosaurio.
Todavía como estudiante de posgrado, Tito comenzó a buscar a qué grupo de microfósiles podía pertenecer, y cómo pudo haber influido en la vida del animal. En total, encontró más de 10 microorganismos fosilizados e invitó a la paleoparasitóloga Carolina Nascimento, de la Ufscar, a colaborar con la investigación.
Nascimento identificó otros 70 microorganismos de naturaleza similar, y concluyó que pertenecían a cierto tipo de parásito sanguíneo. Son los primeros organismos conservados dentro de huesos de dinosaurios. Antes, algunos parásitos fósiles habían sido hallados en insectos conservados en ámbar o en coprolitos (heces fosilizadas).
Entre los descubrimientos, se encontró que el ejemplar estudiado padecía osteomielitis aguda, una enfermedad que opera a partir de bacterias o parásitos y atacan al sistema inmunológico del ser vivo.