"En Bielorrusia (...) hemos visto procesos turbulentos, pero me gustaría llamar la atención sobre el hecho de que, como han notado, Rusia no interfirió en lo que estaba sucediendo allí, no se involucró. Esperamos que nadie intervenga tampoco, nadie atice ese conflicto en su interés e imponga soluciones al pueblo bielorruso", dijo el líder ruso.
En Bielorrusia continúan las protestas por el escrutinio de las elecciones presidenciales del pasado 9 de agosto, que otorgaron el sexto mandato al presidente Alexandr Lukashenko, en el poder desde 1994.
La oposición bielorrusa denunció numerosas irregularidades electorales y exige una repetición de los comicios, opción que Lukashenko descartó.
El 13 de octubre pasado, Tijanóvskaya amenazó a las autoridades bielorrusas con una huelga nacional si no cumplen las exigencias de la oposición —la dimisión de Lukashenko, el cese de la violencia policial en las calles y la liberación de los presos políticos— antes del 25 de octubre.
El día 16, el Comité de Seguridad del Estado (KGB) de Bielorrusia denunció preparativos de una provocación para desestabilizar la situación en el país.