Cuba tiene un clima cálido subtropical con presencia de ciclones tropicales que han causado enormes desastres naturales en el país a lo largo de los siglos. La isla tiene dos estaciones bien diferenciadas: la seca, que va desde noviembre hasta abril, y la lluviosa de mayo a octubre. Esta última es también considerada como la temporada de huracanes.
Galletti aseguró que el país es respetado en la región del Caribe por la exactitud de los pronósticos climáticos y por la experiencia de los especialistas. Esto hace que el número de pérdidas humanas y materiales, a raíz de eventos atmosféricos adversos, sea muy reducido.
El experto recordó los huracanes de 1926 y 1944 en La Habana, el de 1932 en Santa Cruz del Sur —el desastre natural que más muertes causó en Cuba—, y el huracán Flora de 1963 como los peores del siglo XX.
Estos sucesos llevaron a que desde el Estado se constituyera un equipo de trabajo conformado por el Instituto de Meteorología de la República de Cuba (INSMET), la Defensa Civil y las diferentes plataformas de difusión masiva.
"Esta voluntad política ha permitido que aquellos desastres que provocaron miles de muertos no se hayan repetido nunca más en el país. Y eso se debe también al tercer pilar que es la masificación del acceso a las universidades que hoy nos permite contar con profesionales de primer nivel que están dispersos por todo el país", añadió Morales.
"Las medidas incluyen poda de árboles, limpieza de alcantarillas y planes de protección de la población. En nuestro país muchas personas se protegen en casa de particulares, en otras viviendas y en centros de evacuación. Este año, debido al COVID-19, los planes deben cumplir con el distanciamiento social y las medidas sanitarias", concluyó Luis Macareño, segundo jefe del Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil de Cuba.
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