Para establecer el récord, el piloto de carreras británico Oliver Webb se puso al volante de la máquina y recorrió un tramo de poco más de 11 kilómetros de una carretera cerrada en las afueras de Las Vegas, Nevada, en ambas direcciones.
En la primera parte de la prueba, el experimentado corredor alcanzó 484,5 km/h, una velocidad espeluznante, pero no lo suficientemente rápida para convertirse en el récord mundial oficial, detalló TopGear. Al recorrer el carril en la dirección opuesta, el SSC Tuatara alcanzó los impresionantes 532,9 km/h.
Según Webb, el vehículo, que esconde en su monocasco de fibra de carbono un motor biturbo V8 de 5,9 litros capaz de entregar 1.774 CV, podría haber alcanzado una velocidad todavía mayor. Sin embargo, los vientos cruzados, los cuales pueden ser fatales a esas velocidades, impidieron al piloto pisar más a fondo el acelerador del coche de 1.247 kilogramos.