Entre enero y septiembre, la región sufrió más de 20 millones de ataques cibernéticos, de acuerdo con un informe difundido a principios de octubre por el laboratorio ruso Kaspersky, especializado en seguridad informática.
Pero al comparar el número de ataques sufridos por un país con la cantidad de usuarios registrados, Kaspersky estableció que Argentina, y detrás Colombia y Brasil, son las naciones más riesgosas para sus internautas.
Las estafas son el delito digital más repetido tanto antes como durante la crisis sanitaria del COVID-19, con el agregado de que la pandemia otorgó nuevas carnadas para pescar incautos online.
Crear una alerta
"Se dan tres puntos principales por la realidad actual: medicamentos, créditos y oportunidades laborales", enumeró a Sputnik Freddy Sarzosa, Jefe de la Unidad Nacional de Ciberdelitos de la Policía Nacional de Ecuador, sobre los nuevos "ganchos" que utilizan los estafadores online.
Mencionó algunos consejos para tener en cuenta:
- No caer en exceso de confianza.
- Mejorar la familiaridad con sistemas informáticos básicos como correo electrónico, redes sociales.
- Habilitar la doble autentificación.
El funcionario pidió "ser cuidadosos con la documentación porque por ahí nacen ciertos tipos de delitos cuando se roban números de pasaportes, licencias, que derivan en estafas electrónicas".
Atentos en casa
"Una situación tan peculiar como la pandemia nos obligó no a caminar de manera progresiva, sino a correr", dijo Sarzosa.
"Tenemos un incremento en todo lo que es el área de pornografia infantil de 30% con respecto al año anterior y de forma general, en delitos informáticos, estamos con 60% arriba", aportó.
Para el experto, "nuestros niños, niñas y adolescentes por la situación actual están totalmente conectados, abiertos al mundo digital, pero lastimosamente no pueden ver la cantidad de riesgos a los que están expuestos".
"A veces, sus padres tampoco están preparados para realizar un control parental en el manejo de las tecnologías y en los accesos a las páginas. Sobre todo porque no están al lado de sus hijos para saber qué están viendo, a quien están conociendo y dónde se están conectando", describió.
Producción y consumo
"Estamos esperando resultados de una investigación de cerca de seis países, estamos por actuar en una operación internacional", explicó Sarzosa.
Sobre los casos de explotación sexual infantil que persigue su oficina, contó que por semana llegan unas 80.000 imágenes o videos. Sarzosa aseguró que los pedófilos que consumen estos materiales pueden pagar desde "cinco dólares hasta 1.000 por una foto". "Es una oportunidad de oferta y demanda que es tan fluctuante que no se puede determinar [un precio fijo]", apuntó.
Ante la situación actual de la pandemia y las cuarentenas, "con más razón hay que hablar de estos temas en casa para reforzar la confianza de los menores con sus familiares para que, llegado el caso, se animen a contar con rapidez una situación irregular que les haya tocado vivir", remarcó.
Como consejo general por su experiencia, Sarzosa recomendó que "para los menores de 13 años es imposible que tengan una red social. Y si son mayores de 12 o 13 años que lo hagan bajo supervisión absoluta de los padres".