"Serán 14 días en los que debemos limitar al máximo el contacto social y cumplir con todas las medidas sanitarias", dijo el alcalde de Burgos, Daniel de la Rosa, tras anunciarse la medida.
Como ocurre en otros lugares de España, el cierre perimetral implica que los habitantes solo podrán entrar y salir de estos municipios por motivos laborales o causas de fuerza mayor.
Sólo en Madrid esta medida se aplica desde hace más de dos semanas a más de 4,5 millones de personas, que seguirán así al menos hasta el viernes 23, fecha en la que caduca el estado de alarma decretado por el Gobierno para imponer el cierre de la capital.
Según datos recopilados por Radiotelevisión Española (RTVE), el confinamiento perimetral se aplica en 57 poblaciones del país, limitando la movilidad de 5,9 millones de personas.
Otros territorios optaron por un enfoque distinto, como Cataluña, que desde el pasado viernes 16 mantiene cerrados los bares y restaurantes de la región.
Son más de 1.700 municipios los que, de una u otra forma, adoptaron en las últimas semanas medidas para endurecer las reglas básicas —como el uso obligatorio de mascarillas en lugares públicos— marcadas por el Ministerio de Sanidad en lo que se pretendía que fuera la "nueva normalidad" tras la primera oleada del virus.
Por ejemplo, este mismo lunes la comunidad autónoma de Aragón impuso restricciones al 50% de aforo en comercios, el cierre de la hostelería a las 23.00 y un máximo de asistencia de seis personas en reuniones sociales, medidas muy extendidas a lo largo del país.
Los datos del Ministerio de Sanidad, que no se actualizan desde el viernes 16, indican que España acumula 936.560 casos positivos de COVID-19, con un total de 33.775 fallecimientos.
La incidencia acumulada en el conjunto del país asciende a los 280 casos por cada 100.000 habitantes y el pasado viernes se batió el récord de nuevos casos diarios con 15.186 positivos, lo que da cuenta de las dificultades que atraviesa España para contener a esta segunda oleada de contagios.