Los fabricantes de coches tienden a reemplazar sus modelos menos lucrativos con automóviles más rentables, no importa lo icónico que sea el modelo.
Es que los consumidores están dispuestos a pagar por la altura de conducción más elevada y el interior más espacioso de los modelos que no son mucho más costosos de fabricar en comparación con los sedanes.
Y Volkswagen no es el único que participa en esta carrera por las ganancias.
Ford Motor Co. deja de producir los sedanes en Estados Unidos y termina con los modelos como Taurus, que alguna vez fue uno de los autos más vendidos en el país. General Motors también se rehusó a leyendas como el Chevrolet Impala, con más de 60 años de linaje.
Al añadir el Taos y el ID.4 totalmente eléctricos al Tiguan, el consorcio alemán tendrá tres modelos en el segmento de los SUV compactos. Es similar a Subaru que tiene Outback, Forester y Crosstrek, y a Jeep con sus Wrangler, Cherokee y Compass.
El director ejecutivo de VW, Herbert Diess, espera que la gama amplia de los SUV ayude a acabar con las pérdidas que precedieron al desastroso escándalo de Dieselgate, según Bloomberg.