Al principio de la pandemia, la gente dejó las tiendas sin papel higiénico. Ahora parece que los clientes que buscan comprar una nevera se enfrentan a largos tiempos de espera, y hay escasez de otros electrodomésticos importantes como lavavajillas, secadoras y microondas.
"La gente pasa más tiempo en casa y hemos visto un número récord no solo de frigoríficos, sino también de lavavajillas, lavadoras y secadoras. Si los electrodomésticos tienen de 15 a 20 años de antigüedad, cuanta más gente los use, más probable será que tengan que ser reemplazados", reveló Taylor a CNBC.
Además, en lugar de gastar en vacaciones familiares, en cenas o en películas y conciertos, la gente está buscando invertir en sus casas y centrarse en el ahorro de esfuerzos.
"Cuando se busca cómo invertir en la casa, los electrodomésticos son los primeros en la lista", recalcó Taylor.
Otro problema que le impide a la gente comprar los electrodomésticos es una interrupción en toda la cadena de suministro, desde las fábricas hasta los almacenes. El coronavirus también ha ralentizado la fabricación y ha creado problemas con el transporte.
"Todos los refrigeradores están en espera y para conseguir uno, los clientes tienen que pedirlo y pagarlo por adelantado", señaló el especialista al subrayar que la falta de neveras tiene menos que ver con la demanda y todo que ver con la cadena de suministro.
La escasez es generalizada, desde los modelos de gama baja hasta los de gama alta: "La gente pide una nevera de 10.000 dólares y han estado esperando desde mayo".