Quedan lo que denomina "no-lugares mineros". Sabugal los conoce de sobra. Ha nacido en uno de ellos. Santa Lucía de Gordón, en la montaña central de León, está en una de las regiones con más fuerza minera. En las hulleras de la zona, de hecho, se forjó la trayectoria de sus dos abuelos, iniciada en plena adolescencia. En esta esquina noroeste es donde se concentraba la mayoría de yacimientos españoles, pero también había en Galicia, Lleida, Palencia, Teruel o en algunos puntos de Córdoba y Sevilla.
Hoy nutren el aura de lo que la autora considera un microcosmos minero peculiar. Alrededor de un agujero, abierto o bajo suelo, se arremolina toda una espiral de actividades. Las comarcas mineras aportan una identidad muy marcada al sector, señala Sabugal, pero también genera otras actividades económicas.
Se percibe también una estratificación de las viviendas, apreciando por la forma de cada casa el puesto de sus moradores. "Las casas para los obreros se agrupan en barriadas y están cerca de los pozos, incluso a las afueras de los pueblos. Los bloques unifamiliares suelen reservarse para las categorías medias: vigilantes, capataces, jefes de grupo, personal de oficina. Para la cumbre socioempresarial, ingenieros y mandos, se construyen chalets", enumera.