"Aunque la tregua parece ser demasiado frágil, animo a continuarla y expresó mi dolor por la pérdida de vidas, por los sufrimientos padecidos y por la destrucción de hogares y lugares de culto", manifestó Francisco tras la oración del Ángelus.
El papa pidió rezar por las víctimas y por todos aquellos cuyas vidas están en peligro.
Desde que el 27 de septiembre volvieron a estallar los choques armados, las dos partes del conflicto se acusan mutuamente de implicar en los combates a terceros actores: los armenios denuncian que Bakú ha implicado a mercenarios reclutados en Siria y en Libia y que han llegado a través de Turquía; los azeríes acusan a Ereván de inmiscuir en el conflicto a las milicias kurdas.
Las hostilidades ya provocaron centenares de bajas militares y decenas de víctimas civiles.
Al mediodía del 10 de octubre (8.00 GMT) se declaró una tregua humanitaria, pactada con la mediación de Moscú, pero las partes en conflicto se acusaron de violar el armisticio.
Estaba previsto que la tregua permitiera a las partes realizar un canje de prisioneros de guerra y otras personas retenidas, así como retirar los cuerpos de los caídos con la mediación del Comité Internacional de la Cruz Roja.