Las estrellas surgen cuando densas nubes de material interestelar colapsan bajo su propia gravedad, lo que da origen a discos gaseosos giratorios que eventualmente se convierten en estrellas bebé o protoestrellas.
Esta es la fase más temprana en la que tales estructuras han sido detectadas en un anillo protoestelar, detalló Science Alert.
La joven protoestrella en cuestión se llama IRS 63 y se encuentra a 470 años luz de distancia de nuestro planeta en una región de formación estelar conocida como Rho Ophiuchi. Acá, el polvo es lo suficientemente espeso como para formar las masas giratorias que formarán estrellas.
La IRS 63 tiene menos de medio millón de años y está en la clase I del proceso de formación estelar. Es decir, ya ha concluído la fase principal de crecimiento y ya tiene la mayor parte de su masa final. Es una de las protoestrellas más brillantes de su clase.
Además, la IRS 63 tiene un disco de tamaño grande, el cual se extiende por unas 50 unidades astronómicas, es decir, cerca de 50 veces la distancia media entre el Sol y nuestro planeta.
Con la ayuda del ALMA, un interferómetro astronómico ubicado en el desierto de Atacama, en Chile, un equipo liderado por el astrónomo Dominique Segura-Cox del Instituto Max Planck de Física Extraterrestre (Alemania) echó un vistazo más de cerca a la IRS 63 y a la nube de polvo que la rodea.
Al observar el disco giratorio, los científicos involucrados en la investigación encontraron algo que les sorprendió: dos oscuros huecos concéntricos alrededor de la protoestrella.
Aunque consideran diversas hipótesis que explicarían lo observado, los astrónomos creen que se trata de un signo de la formación de planetas. De ser correcta la suposición, probaría que los planetas surgen mucho antes de lo que creían los científicos.