"La Secretaría Técnica se está convirtiendo en un instrumento de Occidente para hacer presión política y de información sobre los países indeseables", dijo Nebenzia en una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU.
Según el embajador, esa conclusión refuerza la implicación de la Secretaría Técnica en la campaña antirrusa.
En marzo de 2018 el exespía ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia fueron hallados inconscientes cerca de un centro comercial en la ciudad británica de Salisbury.
Según el Reino Unido, los dos fueron envenenados con una sustancia neuroparalizante de la clase Novichok, supuestamente desarrollada por químicos rusos. Moscú rechazó de plano las acusaciones.
Los Skripal recibieron el alta médica y su paradero se desconoce.
Tras dos años y medio Novichok resurgió en el caso del opositor ruso Alexéi Navalni, que perdió el conocimiento en un vuelo de la ciudad rusa de Tomsk a Moscú.
Navalni fue ingresado el 22 de agosto en el hospital Charité en Berlín tras haber pasado dos días en un hospital de Omsk, en Siberia.
En el hospital de Omsk, Navalni fue inducido a un coma y tratado con atropina, fármaco que suele utilizarse como antídoto para los agentes nerviosos. Sin embargo, los médicos del hospital ruso afirmaron luego que no habían detectado rastros de toxinas en la sangre y la orina del paciente, cuya condición atribuyeron a un "trastorno metabólico".
Un laboratorio militar de Alemania y, posteriormente, laboratorios de Suecia y Francia determinaron que el opositor ruso había sido envenenado con un agente del grupo Novichok, prohibido por la Convención sobre las Armas Químicas después del caso Skripal. Alemania proporcionó las muestras correspondientes a la OPAQ.
Desde Moscú califican de infundada la versión alemana sobre lo ocurrido con Navalni y dicen esperar respuestas oficiales a las solicitudes enviadas a Berlín.
El 22 de septiembre, Navalni fue dado de alta del hospital universitario Charité.