Previamente los científicos también habían considerado que los diamantes en las ureilitas (un grupo de meteoritos rocosos) se formaron como los de la Tierra en las profundidades del manto del planeta. Es allí donde pueden registrarse las altas presiones generadas por el peso de la roca subyacente que son tan necesarias para que se forme un diamante.
Sin embargo, las nuevas investigaciones realizadas por el profesor italiano Fabrizio Nestola, de la Universidad de Padua, y su colega estadounidense Cyrena Goodrich, del Instituto Lunar y Planetario, mostraron que todavía no se han hallado pruebas que corroboren la hipótesis sobre la formación de diamantes bajo altas presiones estáticas.
Su equipo investigó las piedras preciosas en las tres muestras de ureilita usando la microscopía electrónica, la técnica basada en la microdifracción de rayos X y espectroscopia Raman. Su análisis reveló que tanto los diamantes grandes, de hasta 100 micrómetros de tamaño, como los más pequeños, que miden apenas unos cuantos nanómetros, estaban presentes en las regiones ricas en carbono en estas muestras.
"Descubrimos el mayor diamante monocristalino jamás observado en una ureilita", comunicó Goodrich citada por el portal Phys.org.
Los meteoritos investigados, según la científica, han sufrido potentes impactos. Sus colegas y ella lograron llegar a esta conclusión "basándose en la evidencia de sus minerales de silicato". Su presencia sugiere fuertemente que "tanto los diamantes grandes como los pequeños se formaron a partir del grafito a través de los procesos de shock", explicó.
El origen de los diamantes en las ureilitas tiene importantes implicaciones ya que este conocimiento permite desarrollar modelos que explican la formación planetaria en el sistema solar temprano. Los asteroides actuales son muy pequeños y su tamaño contrasta considerablemente con el de los planetas.
Previamente también se consideraba que los diamantes de tamaño micrométrico eran demasiado grandes para haberse formado en los cortos períodos de tiempo (tan solo unos microsegundos) durante los cuales suelen mantenerse las presiones máximas en los eventos de impacto.
Sin embargo, Nestola y otros calcularon que las presiones máximas podían durar de 4 a 5 segundos. Esto es suficiente para que se forme un diamante de 100 micrómetros, catalizado por la presencia de un metal. Este proceso se parece al que se utiliza en la industria para producir las piedras preciosas. Como resultado, es probable que los diamantes en las ureilitas pudiesen haberse formado a partir del grafito bajo una compresión de shock.
"Nuestros hallazgos son importantes porque no sólo apuntan a un origen de shock (...), sino que también refutan los argumentos que se han presentado para la hipótesis sobre el gran cuerpo parental. Este tipo de debate científico y la comprobación de las hipótesis es una parte esencial para el progreso de la ciencia", concluyó Goodrich.