En un comunicado ACNUR informó que del 28 al 30 de septiembre tuvieron lugar las consultas anuales, en este año en formato virtual, entre el organismo y las ONGs, copatrocinadas por ACNUR y el Consejo Internacional de Agencias Voluntarias (ICVA).
Al evento asistieron participantes que representaban a unas 100 ONGs, así como a los propios refugiados, el mundo académico, las organizaciones religiosas y los organismos internacionales.
"El mayor desafío ahora será proteger a los refugiados de los impactos económicos de la pandemia, que ha golpeado más a los más marginados, incluyendo a los refugiados", subrayó Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, citado en el comunicado.
Subrayó que se debe centrarse en "los medios de vida y el acceso al trabajo para los refugiados para evitar que se vean empujados aún más hacia la pobreza".
"Solo esto permitirá que las familias de refugiados sobrevivan", advirtió.
Najeeba Wazefadost, una refugiada afgana en Australia, cofundadora de Global Independent Refugee Women Leaders advirtió que las mujeres y niñas refugiadas son particularmente vulnerables al abuso y la explotación, incluida la esclavitud moderna y la trata de personas, ya que a menudo están excluidas de las redes de seguridad social.
Al responder al COVID-19, subrayó, "necesitamos crear un cortafuegos entre las políticas de inmigración y las medidas de salud para que todos puedan acceder a la atención médica sin temor a ser detenidos, deportados o estigmatizados".
Los participantes también abogaron por desarrollar nuevas formas de trabajo innovadoras que aprovechen mejor las capacidades de las organizaciones dirigidas por refugiados y las integren más profundamente con la respuesta a los refugiados.