La arquitectura y el urbanismo de ambas capitales tienen más puntos de contacto de los que pueden parecer a simple vista y guardan pequeñas sorpresas como esa. Así lo cuenta para Sputnik el investigador y diplomático cubano Blas Nabel Pérez Camejo.
A este estudioso de las relaciones entre Rusia y Cuba, exconsejero cultural de la isla en la URSS en los años 80, le llamó la atención las similitudes entre estas edificaciones y encontró la razón: los cuatro edificios de 26 plantas que recuerdan un libro abierto, se inspiraron en el conocido FOCSA de La Habana, construido en 1956 según proyecto del arquitecto cubano Ernesto Samper y considerado una de las siete maravillas de la ingeniería civil cubana.
En el mundo de la arquitectura, "con frecuencia a los cuatro edificios de la calle Kalinin se les denomina los 'Focsa moscovitas' y otros los señalan como las Torres Cubanas", contó a Sputnik.
La explicación no es muy complicada.
"A finales de la década de 1950, las reformas del entonces secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética, Nikita Jruschov, en el campo de la arquitectura y la construcción, propiciaron que se desarrollara el principal estilo occidental de la época, el modernismo de posguerra, que se estaba convirtiendo en el estilo arquitectónico oficial soviético", refiere.
En 1957 se reanuda la reconstrucción de Moscú, y es en ese momento en que el entonces ministro de la Construcción de la URSS, Nikolái Digai, presenta por primera vez el plan de convertir la denominada entonces avenida Kalinin en una vía rápida y con edificios altos.
Un par de años más tarde, el líder soviético visita Estados Unidos y queda sorprendido al ver los rascacielos de las urbes norteamericanas.
"Según lo que leído, a su regreso Jruschov planteó rehacer el plan de remodelación de Moscú con edificios gigantes imitando a la ciudad de Nueva York, pero chocó en primer lugar con una resolución del Congreso de Arquitectos y disposiciones propias del Gobierno soviético. Entonces Mijail Posojin, urbanista principal de Moscú y conocedor de la arquitectura moderna de La Habana y de Brasilia (donde había dirigido la construcción del edificio de la embajada soviética) propuso la variante intermedia del FOCSA, ya que Cuba era un país amigo, lo que permitiría que el proyecto fuera justificado y menos rechazado".
Así, a partir de 1960, la Avenida Kalinin, actualmente denominada Nuevo Arbat, comenzaría a presentar un inusual panorama que inauguró un "nuevo estilo de arquitectura simple, económica, basado en una nueva industria y que expresa las capacidades de la tecnología moderna", afirma Blas Nabel.
Otros contactos entre la arquitectura rusa y cubana
Décadas antes, en 1930, se produce el primer contacto con La Habana del arquitecto ruso Konstantín Mélnikov, reconocido como la mayor figura del constructivismo ruso del siglo XX. Arribó a La Habana con propósito de viajar a la vecina República Dominicana, y participar en el concurso el Faro de Colón, en el que también participaron varios arquitectos cubanos. A partir de esa experiencia ocurrirían intercambios esporádicos y aparecerían referencias a la arquitectura cubana en las publicaciones rusas.
"A partir de 1945, las relaciones culturales entre la Unión Soviética y Cuba entraron en una fase de intenso acercamiento nunca antes experimentado, posibilitado por la creación del Instituto de Intercambio Cultural cubano-soviético creado a sugerencia del polifacético intelectual cubano Fernando Ortiz", explica Blas Nabel.
Gracias a eso, en 1945 se presenta en la Casa Central de los Arquitectos de Moscú la exposición fotográfica La Habana de ayer, hoy y mañana, auspiciada por la sección de urbanismo de dicha institución y como contraparte la Unión de Arquitectos soviéticos. Así, los moscovitas pudieron apreciar un centenar de grandes fotografías de planos de los siglos XVII al XX así como las viejas fortalezas, palacios coloniales, proyectos de urbanización y arquitectura, que permitió a la población moscovita conocer La Habana de la época.
Posteriormente se presentarían otras dos exposiciones, una en 1957 y otra en 1960 en las que aparecen los últimos adelantos del modernismo en la arquitectura cubana.
Según refiere Blas Nabel, la comunidad profesional de arquitectos rusos ha hecho también referencia a proyectos del famoso microdistrito experimental No.9 de Novie Cheryómushki, donde aparecen edificaciones de similitud al modernismo cubano.
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Así, mientras aparecen en Moscú estos vestigios de La Habana, también en la capital de Cuba se puede ver la inspiración arquitectónica soviética, pero los cubanos corrieron peor suerte al copiar a los rusos, con la versión tropical de los edificios conocidos como jruschovka que, aunque útiles, deslucen lugares como Alamar y buena parte de la geografía de la isla.