El hallazgo ha tenido lugar en el estado federado de Sajonia-Anhalt, donde ha aparecido un conjunto de restos humanos y animales y de objetos que apuntan a que la persona allí enterrada era de alto nivel.
En el centro de la estructura se ha hallado una caldera de bronce que podría albergar las cenizas del difunto. "Todavía tenemos que encontrar sus restos", comenta la arqueóloga Susanna Friedrich del Museo Estatal de la Prehistoria de Halle.
Dentro de la tumba los arqueólogos también encontraron los restos de 11 animales, entre los que había ganado, perros y caballos. Todo esto confirma que el muerto pertenecía a una clase social alta.
Aparte de esto, otras 60 tumbas fueron encontradas junto a la tumba principal. Estas contenían un tazón de vidrio, varios adornos dorados para prendas, una espada y un escudo de hierro, una moneda de oro con una inscripción del emperador Zenón y multitud de cosas más.
La cristalería da una pista sobre la autoría de las obras, un aspecto que se suele investigar en este tipo de hallazgos. Y es que la decoración que presenta, con grabados inusuales, solo se atribuye a maestros galo-romanos que vivían en las orillas del Rin.
Según las estimaciones iniciales, el antiguo cementerio apareció entre 480 y 530 dC, después de la caída del Imperio romano. En esa época, muchas tribus germánicas, como los hunos, invadieron territorios que ya no estaban bajo la protección romana.