Con mensajes escritos como: "nuestro insomnio será vuestra peor pesadilla", "el virus no duerme por el día", "respeto a los trabajadores del ocio y la cultura" y "salvemos la noche", los trabajadores y empresarios del ocio nocturno reclaman al Gobierno central medidas de atención.
Alertan que el cierre decretado por el Gobierno central para evitar la propagación del coronavirus podría provocar "la muerte" del sector y la pérdida de puestos de trabajo para miles de familias.
La protesta se presentó a la prensa en el Teatro Barceló de Madrid. Allí músicos, camareros, relacionistas públicos, animadores, directores de sala y responsables de estos establecimientos exigieron a las autoridades un plan que "garantice su supervivencia". A la protesta se unieron decenas de locales nocturnos de la capital. También establecimientos nocturnos del resto de España apoyan este reclamo.
Entre las medidas que solicitan está ampliar los plazos de amortización de los créditos ICO, la bonificación al 100% de las cotizaciones a la Seguridad Social y la supresión de la cuota de autónomos. Sin embargo, admiten que su "principal preocupación" son los ERTE porque no saben si sus empresas "están incluidas en la prórroga o no".
Encierro como forma de protesta
En los encierros dentro de los locales han establecido medidas para prevenir contagios. Acordaron que en cada establecimiento solo podrán estar máximo seis personas, el local deberá permanecer cerrado al público, sin ambientación musical ni iluminación espectacular.
Vicente Pizcueta, director de comunicación de Noche Madrid, explicó que la iniciativa surgió a través de las redes sociales debido al "enfado y temor" de este sector, que según resalta, se "siente desprotegido" por las administraciones públicas.
"Esta concentración será la primera de muchas", advirtió Pizcueta.
Un total de 647 locales nocturnos han cerrado sus puertas en Madrid, aproximadamente un 24,95% de los establecimientos, de acuerdo con los datos de Noche Madrid y España de Noche.
Los representantes del ocio nocturno también lamentan que hayan sido "injustamente estigmatizados" como sitios de alto contagio de coronavirus. Alegan que son ellos "el dique de contención" a los botellones y reuniones masivas en casa.