"La campaña de desinformación masiva lanzada por el Occidente en torno a la situación con Alexéi Navalni, demuestra claramente que el objetivo principal de sus iniciadores no es proteger la salud del ciudadano ruso y averiguar las causas reales de su hospitalización, sino interferir en los asuntos internos de Rusia, influir en sus procesos políticos internos", dijo Timójov durante una sesión de la Comisión para la Protección de la Soberanía Estatal del Consejo de la Federación (Senado ruso).
El 22 de septiembre Navalni fue dado de alta del hospital berlinés a donde fue trasladado desde Rusia el 22 de agosto, tras pasar dos días en un hospital de la ciudad de Omsk, donde fue ingresado tras perder el conocimiento durante un vuelo procedente de la ciudad de Tomsk.
En el hospital de Omsk, Navalni fue inducido en un coma y tratado con atropina, fármaco que suele utilizarse como antídoto para los agentes nerviosos. Sin embargo, los médicos del hospital ruso afirmaron luego que no habían detectado rastros de toxinas en la sangre y la orina del paciente, cuya condición atribuyeron a un "trastorno metabólico".
El 2 de septiembre, Berlín informó que los análisis toxicológicos realizados por un laboratorio de las Fuerzas Armadas de Alemania muestran que Navalni fue envenenado con una sustancia del grupo Novichok, incluido en la lista de sustancias prohibidas de la Convención sobre Armas Químicas.
Desde Moscú califican de infundada la versión alemana sobre lo ocurrido con Navalni y dicen esperar respuestas oficiales a las solicitudes enviadas a Berlín. Las autoridades rusas comenzaron una investigación preliminar de lo sucedido, pero a la vez insisten que abrirán un caso penal solo cuando tengan pruebas de que fue un envenenamiento.
Hace una semana, la clínica alemana Charité informó que el opositor ruso fue desconectado de la ventilación mecánica y ya es capaz de levantarse de la cama, y luego el propio Navalni publicó su primera foto desde la salida de coma y confirmó que ya puede respirar por su cuenta.