"La responsabilidad del estadista es pensar las cosas muy bien y decir: Aquí lo que importa es que el problema se enfrente con éxito y no fijarse que, si la decisión que se va a tomar va a causar un problema de impopularidad o de inconformidad", expresó durante su participación en la Cumbre Inmobiliaria InCON 2020.
Zedillo indicó que es clave otorgar créditos a fin de evitar la quiebra generalizada de las empresas. Por ello, consideró esencial que los bancos nacionales de desarrollo, e incluso los bancos centrales desempeñen un papel principal en este frente, aunque siempre bajo principios de transparencia y con reglas claras, en aras de evitar la toma de decisiones discriminatorias y discrecionales.
"Los Gobiernos deben tener en cuenta que, si no se evita una quiebra generalizada de empresas, la próxima presa de la crisis podría ser el sistema bancario. Y, si este llegara a fallar, la totalidad de la economía colapsaría irremediablemente", sostuvo.
Desde la perspectiva del exmandatario mexicano, pese a los apoyos brindados por la banca para aliviar la crisis, aún persiste el riesgo de que el impacto al sector financiero sea más profundo. Por ello, propuso complementar estas medidas con el otorgamiento de incentivos fiscales para las empresas, la reducción de la inversión en proyectos poco rentables, la imposición de impuestos ambientales, e incluso, recurrir a la deuda pública.
Sobre el caso particular de México, Zedillo expuso que la actual emergencia debe llevar a priorizar "por encima de todo el interés del país", incluso si eso implica una caída en la popularidad del actual Gobierno. De otro modo, consideró que el deterioro financiero difícilmente podrá revertirse.
Al respecto, recordó que, al finalizar su sexenio, su nivel de aprobación era favorable. Sin embargo, en abril de 1995 su administración tuvo que tomar medidas de emergencia a fin de evitar el colapso del sistema financiero, lo que influyó directamente en la desaprobación generalizada a su gestión.
En enero de 2020, el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronosticó que la economía mundial registraría un crecimiento de 3,3% a finales del año, lo cual implicaba un aumento en relación con el incremento del 2,2% observado en 2019. Sin embargo, con la pandemia, desde el mes de marzo la actividad económica colapsó a nivel internacional, provocando que el mundo deba enfrentar lo que diversos expertos consideran como peor desastre económico desde la Gran Depresión de 1929.