Además, comparó al presidente venezolano Nicolás Maduro con un narcotraficante.
En su comparecencia en el Senado para dar explicaciones por la visita, Araújo negó que la visita sirviera a los intereses de Trump: "No es así; existe una gran convergencia entre republicanos y demócratas sobre la situación en Venezuela (…) no hay diferencias sustantivas", argumentó para justificar que la visita no buscaría favorecer a uno de los partidos estadounidenses.
"Los EEUU son los mayores financiadores de las operaciones de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados [ACNUR] y de la Organización Internacional de las Migraciones [OIM], parece que tiene todo el sentido que el secretario de Estado, que tiene ese interés en contribuir en la "Operación Acogida", visite las instalaciones", aseveró.
El canciller rechazó las declaraciones de los senadores de la oposición que le criticaron por "recibir a alguien en casa para hablar mal del vecino", remarcando que hablar de terceros países es habitual en estas reuniones y usando una analogía en la que comparó a Maduro con un narcotraficante.
"Vamos a suponer que tenemos un vecino que es muy amigo nuestro; de repente, un narcotraficante invade la casa de ese vecino, esclaviza y secuestra a toda la familia en el garaje; supongamos que uno de los hijos del vecino consigue escapar y viene a nuestro terreno, nosotros lo acogemos", dijo, trazando un paralelismo con los inmigrantes venezolanos en Brasil.
Según esta lógica del canciller brasileño, EEUU sería "un amigo de otra calle", con el que es normal hablar sobre la situación, porque la casa del vecino "fue invadida por un narcotraficante".
Araújo definió a Venezuela como una dictadura y recordó que una misión internacional independiente formada por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas concluyó que hay una represión política selectiva contra críticos al régimen, incluyendo parlamentarios, alcaldes y militares implicados en rebeliones.