La península ha sufrido graves problemas con el abastecimiento de agua desde la época del Imperio ruso. Desde ese momento se concibió la idea de construir un canal para suministrar el vital líquido, pero el proyecto nunca llegó a ser realizado. Entre las diferentes soluciones planteadas, estaban las de construir un canal desde el territorio que hoy forma parte de la región rusa de Krasnodar y la de conectar Crimea con el río Dniéper, lo que les pareció más factible a los ingenieros de la URSS.
Antes de que fuese cortado, el Canal de Crimea del norte suministraba el 85% del agua dulce que la península recibía. El 80% del volumen total se usaba para fines agrarios, en particular para irrigar cerca de 140.000 hectáreas de tierras de labranza. El 20% restante terminaba en los embalses crimeos y era destinado para abastecer a la población. Ahora que han sido privados de toda esa agua la situación parece bastante alarmante.
Además, a lo largo de los últimos años el canal cayó en desuso y se deterioró, lo que hace poco probable que sea capaz de volver a suministrar agua. Incluso si tal decisión se tomase justo hoy, los especialistas tardarían meses en ponerlo en funcionamiento. Parece obvio que Ucrania nunca dará tal paso porque lo que busca es vengarse de Crimea.
El déficit de precipitaciones en las montañas crimeas en 2020, en comparación con 2019, superó el 90%. Varias cuencas de ríos de la península no han recibido ni una gota de agua en lo que va de año.
El abastecimiento del líquido vital a la población se ha logrado gracias a los embalses. En la república rusa de Crimea y en la ciudad de importancia federal de Sebastopol hay una decena de ellos. Estos tampoco han recibido mucha agua este año de allí los problemas con el suministro. Algunas industrias de Crimea se han visto afectadas por la escasez, pero la principal —el turismo— no.
La escasez en Crimea, en primera persona
La capital de la república de Crimea, Simferópol, se encuentra entre las ciudades más afectadas por la escasez de agua. Sputnik habló con Natalia Fomichenko, una vecina de la ciudad que contó cómo se vive esta situación en primera persona.
"Por ejemplo, en el lugar donde vivimos no hay muchos problemas. El único es la reducción en la presión del agua y a veces llega de color amarillo, pero no es agua con óxido. Sin embargo, hay partes de Crimea donde el agua no llega. Lo sé por lo que informan los periódicos. Allí cortan el agua", dijo.
"En algunas partes el agua está disponible solo durante tres horas en la mañana y tres en la noche. Pero aquí, en el centro de la ciudad, siempre tenemos agua", señaló Fomichenko. No obstante, las reservas en el embalse están en constante reducción y no hay progreso: la cantidad de agua no aumenta a causa de la sequía.
Las autoridades han tratado de solucionar el problema cuanto antes e incluso han construido tuberías para suministrar agua a las zonas más afectadas. También han hecho esfuerzos para mejorar la situación en la parte este de Crimea, donde las antiguas tuberías ya están en un estado deplorable.
"Se instaló una tubería desde uno de los embalses hacia la parte central de Crimea, pero dicen que la medida no ha sido tan efectiva como se pensaba", puso de relieve la entrevistada.
También quieren usar aguas subterráneas, pero hay inconvenientes en cuanto al uso incorrecto y las cantidades que se pueden suministrar desde estas fuentes, ya que hay limitaciones.
"Dicen que las tuberías están raídas. En la parte central de la ciudad de Simferópol la situación es más o menos estable, mientras que en las afueras de la urbe hay racionamiento. En las partes de la ciudad donde hay cortes constantes se instalaron cisternas con agua para que la población tenga acceso al líquido vital", indicó.
Sin embargo, también hay problemas con el suministro de agua por cisterna. Los periódicos informan que el agua tenía óxido, pero aun así la gente la usa. Para el agua potable usan filtros.
"Sí, hay un problema, pero también hay intentos de resolver la situación y la población ve que se hacen esfuerzos y las autoridades se dedican a la resolución del mismo", destacó.
Es evidente que la situación es compleja y requiere un gran trabajo para resolverse. Ya casi no queda agua en los embalses. Pero está claro también que Crimea está en el camino hacia la solución de este contratiempo.