El primer error que muchos cometen es confundir esta enfermedad con la demencia.
En una entrevista con el medio Aif, la neuróloga Svetlana Kuznetsova considera importante reconocer que la demencia vascular se desarrolla en un contexto de enfermedades pasadas, por ejemplo, un derrame cerebral. Mientras que en la enfermedad de Alzheimer primero se dañan selectivamente las funciones cognitivas y luego se añaden trastornos como el deterioro de la memoria, la capacidad intelectual o la concentración.
La especialista advirtió que no es correcto percibir los problemas de memoria como un proceso normal de envejecimiento del cuerpo, pues este suele ser el primer síntoma de la enfermedad de Alzheimer.
"La enfermedad progresa rápidamente. Para retrasar su proceso irreversible, la prescripción oportuna y el uso constante de medicamentos puede ser una opción", explicó.
Kuznetsova también disipó el mito de que estar periódicamente triste puede ser un síntoma de alzhéimer, pues eso es totalmente normal. En tanto, con lo que sí hay que tener cuidado es cuando el mal humor prevalece sobre el buen humor la mayor parte del tiempo. También son señales de alarma la apatía, la baja autoestima, la pérdida de interés por los pasatiempos habituales, cambios en el horario de dormir y la pérdida de apetito.
"Un tipo de 'entrenamiento' para las funciones cognitivas del cerebro es el estudio constante y alcanzar un nivel alto de educación y conocimientos", dijo la neuróloga.
Kuznetsova concluyó que es posible diagnosticar la enfermedad no solo por signos externos, sino también utilizando métodos modernos. Por ejemplo, la resonancia magnética y la tomografía por emisión de positrones. Para ello, es recomendable consultar a un médico cuando se presenten los primeros signos de trastornos mentales.