"Solo unas cuantas persisten y se heredan de forma estable: hay 22 mutaciones de este tipo hoy, ocurridas todas entre enero y marzo de 2020. Después de estas fechas no se han detectado en el genoma del virus cambios que hayan tenido mucha propagación", señala Rospotrebnadzor.
Dos cambios específicos que fueron detectados a fines de enero pasado en China, luego en Australia y más tarde en buena parte de Europa Occidental, Arabia Saudí, EEUU, Canadá, México, Brasil, Marruecos y Senegal, están presentes hoy en más del 93% de las muestras; y en Rusia, en alrededor del 99%.
Fueron precisamente las cepas que incorporan las mutaciones P314L (gen ORF1b) y D614G (gen S) las que se importaron en masa a Rusia en marzo y abril de 2020.
Además, Rospotrebnadzor estima que el SARS-CoV-2 podría volverse estacional.
"Desde el último tercio de abril de 2020, la mortandad por COVID-19 a escala global ha disminuido del 7,2 al 3,2 por ciento, lo que podría reflejar, además del progreso en el tratamiento, una eventual bajada de la virulencia", señala Rospotrebnadzor.
La creciente capacidad de propagación a la par con los indicios de una menor virulencia, según el organismo, podrían ser "la principal forma de adaptación del nuevo coronavirus a la población humana que, por lo visto, continuará en el futuro mediante la integración del SARS-CoV-2 en la estructura de los virus estacionales causantes de infecciones respiratorias agudas".