Zackrydz Rodzi, un estudiante malayo de informática de 20 años, dormía tranquilamente en su habitación con la ventana abierta sin temor a que nadie pudiera colarse por allí. El joven no pensó que los ladrones, al menos en Malasia, no siempre tienen forma humana.
Al despertarse, comprobó que su iPhone ya no estaba allí. "No había indicio alguno de robo. Lo único que me vino a la mente es que se tenía que tratar de alguna clase de brujería", confesó posteriormente el estudiante.
Rodzi decidió comprobar la galería una vez recuperado el celular, y ahí estaba: el ladrón se había hecho multitud de fotos cuando, aparentemente, intentaba comerse el teléfono.
Something yang korang takkan jumpa setiap abad. Semalam pagi tido bangun bangun tengahari phone hilang. Cari cari satu rumah geledah sana sini semua takde then last last jumpa casing phone je tinggal bawah katil tapi phonenya takde. Sambung bawah. pic.twitter.com/0x54giujnY
— z (@Zackrydz) September 13, 2020
Una anécdota muy curiosa, sin duda, y que incluso podríamos etiquetar como excepcional, ya que era la primera vez que un mono robaba algo de una casa de la zona, según el estudiante.