"Más importante que reconocerlo en una carta, lo que esperan los colombianos es que ahora lo reconozcan donde lo establecen los acuerdos: ante la JEP, para que haya garantía de justicia y verdad", dijo el alto comisionado para la paz, Miguel Ceballos, en declaraciones difundidas en la cuenta de Twitter del organismo.
"Pero más importante que reconocerlo en una carta, lo que esperan los colombianos es que ahora lo reconozcan donde lo establecen los acuerdos: ante la JEP; para que haya garantía de justicia y verdad", @ComisionadoPaz
— Alto Comisionado Paz (@ComisionadoPaz) September 15, 2020
Según Ceballos, tanto como reconocer su responsabilidad en la práctica del secuestro en Colombia, también es importante que el partido FARC denomine los hechos por su nombre y no se refiera más a "retenciones", como denominaba anteriormente los raptos que cometieron sus integrantes, exmiembros de la guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, los cuales se calculan en 12.000 frente a los 27.000 relacionados con el conflicto.
"Hoy, después de haber silenciado para siempre nuestros fusiles, en el sosiego de la vida civil que nos ha permitido la reflexión profunda sobre la guerra en la que participamos y fuimos protagonistas por más de 50 años, queremos decirles que el secuestro fue un gravísimo error del que no podemos sino arrepentirnos", expresaron los exguerrilleros en la misiva.
Según consideraron, "el secuestro sólo dejó una profunda herida en el alma de los afectados e hirió de muerte" la "legitimidad y credibilidad" del actual exgrupo rebelde.
La misiva fue firmada por el máximo líder de FARC, Rodrigo Londoño, alias "Timochenko", así como por los también senadores por ese partido Pablo Catatumbo y Julián Gallo Cubillo, conocido como "Carlos Antonio Lozada", y por los excomandantes del antiguo grupo rebelde Pastor Alape y Rodrigo Granda, entre otros.
Las FARC, que mantuvieron un conflicto armado con el Estado por más de 50 años, firmaron un acuerdo final de paz en noviembre de 2016 mediante el cual dejaron las armas y se desmovilizaron alrededor de 11.000 rebeldes y militantes, luego de lo cual la organización se convirtió en partido político de izquierda.