Los jóvenes militares se sumergieron en el tanque a una profundidad de cuatro metros bajo el agua para cruzar una distancia de 200 metros.
Durante la demostración, los militares tuvieron que manejar los tanques con escasa visibilidad e inclusive sin ningún tipo de orientación visual. Mientras los mecánicos conductores controlaban y dirigían el tanque con ayuda de girocompases.
El proceso de entrenamiento al que son sometidos los jóvenes cadetes tanquistas permite que puedan conducir estos vehículos blindados en condiciones desafiantes y lugares inaccesibles.
"El entrenamiento se basa en empezar desde lo simple hasta lo complejo: primero, los cadetes realizan ejercicios de entrenamiento en tierra, luego se dedican al entrenamiento de buceo ligero en un complejo simulador. Una vez superada esta etapa se les permite entrar en la práctica con tanques reales", dijo Andréi Shelujin, jefe del Centro de Capacitación.