El fuerte tropiezo de la vacuna británica AstraZeneca de la Universidad de Oxford, debido a una severa "reacción adversa", epitomiza la crónica de un fracaso muy anunciado, lo cual obligó a detener las pruebas clínicas en la fase 3, lo cual tendrá un fuerte impacto en las pruebas de las otras vacunas de AstraZeneca.
Cabe señalar que la "reacción adversa" se trató de una mujer voluntaria que mostró una inflamación neurológica de la espina dorsal conocida como mielitis transversa.
Con la cruzada de las vacunas anglosajonas se calcula que la bolsa de Wall Street había obtenido unas jugosas ganancias de por lo menos 100.000 millones de dólares, las cuales probablemente empiecen a desmoronarse.
Si bien @AstraZeneca no precisó de qué enfermedad se trataba, un medio de EEUU indicó que se trataría de mielitis transversa, una rara enfermedad inflamatoria que afecta a la médula espinal y provoca problemas en el movimiento de brazos y piernas 👇https://t.co/KTSLv5zHFh
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) September 10, 2020
Desde hace más de tres meses expuse que "AstraZeneca exhibe un enorme obstáculo ya que, previo a la prueba clínica tanto de la fase 1 como de la fase 2 que inició en junio, no está tomando en cuenta su resonante fracaso con los ensayos clínicos en monos".
Desde entonces —es decir, hace más de 3 meses—, inquirí si "AstraZeneca informaba o desinformaba" y si también se estaba curando en salud.
Visto en retrospectiva,es probable que las apuestas bursátiles de AstraZeneca, que detenta el séptimo lugar de la lista del Top-10 del Big Pharma, hayan influido en su ocultamiento del fracaso de las pruebas en monos.
Cabe indicar que el banco inversionista Wellington Management —con sede en Boston, ostenta un capital de más de 1 billón de dólares— es el principal tenedor de acciones de AstraZeneca con solamente 2,57%.
Ya el 11 de abril, en el tramposo ranking de la OMS expresé que "China llevaba la delantera sobre las otras vacunas occidentales de sus omnipotentes miembros del Big Pharma que arrojan uno de los principales negocios del planeta que colinda con 1 billón de dólares".
Por arte de magia, 46 días después al 11 de abril, la OMS colocó a la vacuna de AstraZeneca en el primer sitial y degradó al segundo lugar a la vacuna china CanSino Bio.
A sabiendas de la hazaña de la vacuna rusa Sputnik V, volví a advertir en mi cuenta de Facebook el peligro inherente a la vacuna británica de AstraZeneca que, por cierto, se había resguardado legalmente de las complicaciones iatrogénicas por cualquier efecto colateral nocivo.
Ahora el mundo anglosajón ha pasado al control de daños cuando su vacuna estrella de AstraZeneca ha sufrido un sonoro tropiezo y deja como sus sustitutas a dos vacunas de EEUU:
- La de Moderna, que cuenta con el respaldo de los Institutos Nacionales de Salud, además de la probable participación bursátil de Anthony Fauci, el zar de la pandemia de Trump; y
- La de Pfizer y BioNTech SE.
También EEUU cuenta con otras dos, todavía alejadas de los primeros sitiales de la guerra nacionalista de las vacuna: Novavax y Johnson & Johnson.
Lo más relevante radica en que Trump había apostado en la vacuna de AstraZeneca para empezar la vacunación en EEUU antes de la elección presidencial del 3 de noviembre, según el Financial Times, lo cual califiqué de "vacuna electorera".
Otro problema de la vacuna británica yace en que solamente había reclutado a 10.000 voluntarios cuando las agencias científicas del Gobierno de EEUU obligan a 30.000 voluntarios para pasar la anhelada autorización. Hasta aquí podemos aseverar que la vacuna británica no hizo nada bien.
Toda la maquinaria propagandística de Reino Unido, con sus aliados en EEUU, intentan diluir el fracaso de la vacuna de AstraZeneca comentando que tales tropiezos suelen ser "comunes como parte rutinaria de su desarrollo".
A Pascal Soriot, jefe ejecutivo de AstraZeneca, le reclamaron la razón por la cual "la información" sobre la "reacción adversa" de la mujer voluntaria "fue revelado en un evento privado organizado por JP Morgan Chase".
Pascal Soriot informó que la inminente reanudación de las pruebas clínicas de la vacuna británica —que usa la forma atenuada de un adenovirus para provocar la protección del sistema inmunológico— estará en manos de un "comité de expertos independientes", como si ya supiera de antemano su dictamen.
Cabe recordar que Wellington Management es uno de los principales accionistas con el 1,50% del legendario banco estadunidense JP Morgan Chase —que pasó del primer lugar en 2018 al séptimo sitial global en 2019 en su capitalización de mercado—, lo cual demuestra que la guerra bursátil es el corolario de la guerra de las vacunas que la mayor parte de las veces no toman en consideración la vida de los pacientes ni sus flagrantes iatrogenias.
Lo real es que Sputnik V desbancó de su falso primer lugar a la vacuna británica de AstraZeneca con todo y las trampas taxonómicas de la OMS.