Según recoge el diario El Mundo, la agencia de calificación considera que las ventajas en eficiencia "pueden tardar en materializarse y requerir costes de reestructuración significativos, lo que afectará a la rentabilidad desde el principio".
La agencia estadounidense cree que la operación puede revertir en un "significativo" ahorro de costes para las dos entidades y que "proporcionaría cierto contrapeso a las presiones de rentabilidad esperadas", pero enfría las expectativas de éxito.
"Dadas las deprimentes perspectivas macroeconómicas de la economía española, los riesgos de ejecución son elevados", añaden desde Moody’s.
El 4 de septiembre, CaixaBank y Bankia —tercera y cuarta entidades financieras del país— anunciaron que se encuentran estudiando una posible fusión. De materializarse la operación, el grupo resultante contaría con activos por 650.000 millones de euros, colocándose como el mayor banco del país.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, dio su visto bueno a los planes, llegando a afirmar este 7 de septiembre que "hay buenos mimbres para ser una operación positiva para la economía española".
"Nos parece preocupante la concentración bancaria y las entidades que son demasiado grandes. Nos parece que no benefician a la economía española, al contrario, pueden ser dificultosas", afirmó en una rueda de prensa.
España invirtió en 2012 un total de 24.000 millones de euros públicos para sanear Bankia, un montante del que, hasta la fecha, el Estado so1lo recuperó 3.000 millones.
De consumarse la fusión, el Estado pasaría de poseer el 61,8% de Bankia al 14% de la entidad resultante.
En opinión de Podemos, esta fusión diluye las posibilidades de que Bankia acabe convirtiéndose en una banca pública, opción que a sus ojos es la más adecuada para el futuro de la entidad.