Los ojos pertenecen a una de las especies de ranas que habitan en el Chocó ecuatoriano, un área de bosque húmedo tropical, que se extiende desde Panamá, pasa por la Costa de Colombia y termina en Ecuador.
El Chocó, en general es uno de los ecosistemas más biodiversos del mundo, pero también uno de los más amenazados por la deforestación.
Grave deforestacion
"Cada día desaparecen más de 100 campos de fútbol de bosque", dice Michaël Moens, director de Conservación de la ONG Fundación Jocotoco.
De acuerdo con datos de la Fundación, desde finales la Segunda Guerra Mundial más del 98% de los bosques nativos de la costa ecuatoriana fueron talados y, en su mayoría, convertidos en plantaciones de palma, sobre todo en la parte oeste de Ecuador.
Rica biodiversidad
El Chocó es hogar de más de 8.000 especies de plantas, de las cuales 25% son endémicas.
En el Chocó ecuatoriano también existen unas 140 especies de anfibios y reptiles, entre ellos la ranita diablito, endémica de la zona, la rana chachi y la rana de Cristal.
Los anfibios también se encuentran entre los grupos de invertebrados más amenazados del planeta.
Si el Chocó desaparece, esas especies también lo harán.
Buscan 5 millones
La Fundación Jocotoco inició una campaña para recaudar 5 millones de dólares para salvar las últimas 23.000 hectáreas de Chocó bajo, que tiene un alto grado de endemismo y que conectaría las reservas de Canandé y Tesoro Escondido, de la Fundación, con el estatal Parque Nacional Cotacachi-Cayapas, en el norte de Ecuador.
Con las actuales tasas de deforestación, se estima que en pocos años si otros 1.000 kilómetros cuadrados son deforestados, un tercio de las especies de la región se perderán para siempre.
Entre las especies que están en peligro se encuentran unas 62 especies de aves, el mono araña de cabeza marrón, uno de los primates más amenazados del mundo, de cuya especie podrían quedar apenas unos 500 en todo el mundo.
Una inmensa reserva
Si se logra recaudar los fondos y comprar las tierras se creará un corredor ecológico y un área protegida de 300.000 hectáreas; quedarán bajo protección bosque nuboso andino y páramo y se logrará el área protegida más grande en el oeste de Ecuador, que cubriría un rango altitudinal desde el nivel del mar hasta casi 5.000 metros de altura.
Según la Fundación Jocotoco, el establecimiento de esta nueva reserva rescataría a miles de especies de una extinción casi segura y evitaría la liberación de millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, mitigando también los efectos del cambio climático.
"La amenaza más grande del mundo no es el COVID-19; es la pérdida de biodiversidad que ha causado al final que esta enfermedad surja, al igual que el cambio climático", dice Moens.
Moens y la fundación Jocotoco se mantienen optimistas de lograr la compra de tierras; si no se consiguen los 5 millones, se comprará lo que se avance con las donaciones, pero no decaerán los esfuerzos por salvar los ecosistemas.
Esas reservas albergan más de 900 especies de aves, de las que más de 50 están amenazadas o casi amenazadas de extinción en escala global, y más de 100 especies son endémicas regionales o especies de distribución geográfica restringida.
Además, conservan poblaciones de al menos 200 especies de anfibios y reptiles, muchas de ellas amenazadas y varias recién descubiertas.
Mamíferos grandes y raros como el Oso de Anteojos, Tapir de Montaña, Tapir del Chocó, Puma y Jaguar también son protegidos por la Fundación en las reservas que maneja.