En 2019 Sineenat Wongvajirapakdi fue nombrada consorte real durante un acto solemne que se celebró para conmemorar el 67 cumpleaños del rey, quien previamente se había casado con su cuarta esposa, la reina Suthida. Era la primera vez en casi un siglo que un monarca tailandés concedía ese nombramiento.

Sineenat se entrenó como pilota, sirvió en una unidad real de guardaespaldas y en 2019 fue elevada al rango de mayor general. Sin embargo, al poco tiempo cayó en desgracia y fue despojada de todos sus títulos por "deslealtad" y una supuesta "ambición" de igualar su posición a la de la reina, informa el periódico alemán Bild.
Sus acciones demostraron que "no honra al rey y no entiende la tradición real... sus acciones son para beneficiarse a sí misma", señaló un comunicado oficial citado por el medio.
Aparentemente desde aquel entonces la exconsorte, también conocida como Koi Wongvajirapakdi, había estado en la prisión de máxima seguridad Bang Kwang, en la que, según varios informes, están recluidas unas 1.000 personas condenadas a muerte, y donde en 2018 Tailandia llevó a cabo la primera ejecución en casi una década.
El rey fue personalmente al aeropuerto de Múnich para recogerla una vez que su avión aterrizó. Tras haberse reunido con Sineenat Wongvajirapakdi el monarca y sus súbditos fueron directamente al Grand Hotel Sonnenbichl, situado en el balneario alemán de Garmisch-Partenkirchen.
En su patria el monarca se enfrentó a críticas a pesar de que está protegido por una de las leyes de difamación más duras de todo el mundo. Esta legislación prevé penas de hasta 15 años de reclusión por este tipo de crimen.
Sin embargo, dicho castigo no ha logrado evitar que algunas personas se manifiesten en su contra. Un hashtag que se traduce como ¿por qué necesitamos un rey? se hizo popular en Tailandia después de que un activista extranjero publicase un mensaje sobre las actividades de Vajiralongkorn en Alemania.
Quienes critican al monarca exigieron que se revocase una orden de 2019 que transfería dos unidades del Ejército tailandés bajo su mando personal, además de una ley de 2017 que le otorga el control total sobre las extensas propiedades de la corona. Se estima que la riqueza del rey, que ha pasado gran parte de su tiempo en Europa, asciende a 30.000 millones de dólares.