La cacica Huatypán es un ineludible hito de referencia en la historia de las luchas reivindicativas de los indígenas. En el departamento colombiano de Huila —territorio que habitaban varias comunidades indígenas en el siglo XVI—, hay dos inmensas esculturas en su honor.
¿Quién fue Huatypán?
Entre 1539 y 1540 Huatypán, más conocida por cómo la llamaron los españoles, Gaitana, lideró a miles de indígenas contra los colonizadores. En 1538 Pedro de Añazco (1500-1538) había sido encomendado fundar una villa en Timaná para facilitar las comunicaciones entre Popayán y el río Magdalena: era un paso obligado entre Lima y Quito al sur, y Cartagena, al norte. Allí se asentaban los indígenas Yalcón, y en los alrededores los Timanaes, Avirama, Pinao, Guanaca Paez, Andaquí y Pijao.
La cacica logró reunir a más de 6.000 indígenas para atacar a Añazco durante la madrugada, mataron a 16 de los 20 hombres que lo acompañaban. El colonizador fue apresado por los indígenas, y entregado a Huatypán. Ella le sacó los ojos con la punta de una lanza, le hizo un agujero debajo de la lengua, por la que le atravesó una soga, y así lo arrastró de pueblo en pueblo, hasta que murió.
Un cacique indígena avisó a los españoles sobre los planes de su comunidad. Pese a que los indígenas lograron resistir un tiempo, según registros de la época, de casi 15.000 indígenas que había en la villa de Timaná, quedaron sólo unos 600. Las guerras, la viruela y los trabajos forzados impuestos por los españoles, los sometieron.
En las bitácoras de la época y versos escritos poco después por españoles, Huatypán aparece como la Gaitana: una mujer de "lengua mordaz", "bárbara cruel", "turbada, despulsada y amarilla", "revestida de furias infernales", "mala vieja macilenta", "perdida por beber sangre cristiana", y "ansiosa de una venganza interminable". Pasarían siglos para que ella recuperara su nombre y para que su historia fuera conocida como ejemplo de lucha reivindicativa de los indígenas, no como ejemplo de venganza.