Mucha gente lava los huevos antes de colocarlos en el frigorífico. Esto se hace no solo por higiene, sino por el miedo a la salmonela que puede estar en la superficie de la cáscara especialmente si está cubierta de heces o paja. Sin embargo, este peligro proviene de pollos que no han sido mantenidos y alimentados apropiadamente. Por esta razón es mejor optar por las pequeñas granjas avícolas donde el cuidado de los pollos es mucho mejor que el de las grandes granjas.
De esta manera, no se recomienda lavar los huevos antes de meterlos en la nevera ni antes de consumirlos, según indica la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
Además, después del lavado, la vida útil de los huevos se reduce significativamente.
Por ejemplo, los huevos que no han sido procesados, pueden permanecer fácilmente en un lugar fresco durante unos 30 días, pero si se lavan, durarán en buen estado menos de una semana.
En caso de que haya restos de heces en los huevos se pueden limpiar con un trapo seco.
Asimismo, es mejor ponerlos con la punta hacia abajo dentro de la bandeja. Esto es necesario para una mayor frescura del producto ya que el extremo romo tiene una pequeña acumulación de aire entre la cáscara y la clara. Las bacterias patógenas pueden acumularse en esta cámara de aire y elevarse gradualmente hacia arriba, afectando así al huevo.