Ingvar Tomassen es un científico noruego que tuvo en vilo al aeropuerto de Púlkovo de San Petersburgo. Todo empezó cuando, al pasar el control aduanero de camino a su avión con destino a Noruega, Tomassen eligió el canal verde, por el que pasan los pasajeros que no tienen nada que declarar.
Cuando el personal del aeropuerto revisó su equipaje, se encontró nada menos que 76 sobres que contenían el pelo de varias estudiantes de la Universidad Estatal de Medicina del Norte, situada en Arjánguelsk, Rusia. Al pasajero se le dio el alto y las muestras se sometieron a un examen forense.
Este no apareció en el tribunal, pero su representante explicó que todo se trataba de un gran proyecto científico en el que habían participado las estudiantes de la universidad rusa y en el que habían donado voluntariamente su cabello para que se analizara mediante un método disponible solo en Escocia.
El proyecto consistía en un monitoreo biológico de los riesgos que suponen las materias contaminantes y altamente tóxicas del Ártico para los ecosistemas de esa región. Al frente de este trabajo se encontraba precisamente Tomassen, director de investigación del Departamento de Trabajo Ambiental Químico y Biológico del Instituto Nacional de Salud Ocupacional de Oslo.