Por otro lado, los medios de difusión que habían estado hasta ahora alineados a Guaidó ahora parecen no estar tan a favor. Como el colombiano NTN24, que en su cuenta Twitter publicó una cita a un analista político: "la figura de Juan Guaidó para mí es una tragedia (…) debería ganar la confianza del país en cuanto a la rendición de cuentas", plantea además la necesidad de reconstruir los partidos políticos de oposición e ir a un "nuevo liderazgo".
El apresto operacional que está en estos momentos intensificándose en el norte de Santander y el departamento de la Guajira colombiana, y que viene preparándose desde hace al menos dos años a través de los ejercicios multinacionales como el Unitas, parecen presagiar que Estados Unidos ya no confía en que Guaidó sirva para manejar la transición que tanto desean.
Aparte del ámbito militar, la intención de la Administración Trump de endurecer las sanciones contra el intercambio de combustibles entre Venezuela y otras naciones o empresas transnacionales, según reseña un artículo de Bloomberg, apuntan al diésel.
Esta medida, de cálculo cruel ejecutada por Estados Unidos y solicitada por los políticos de oposición en Venezuela, traería consecuencias brutales tanto sobre la economía como para la vida diaria de la población. En primera instancia porque afectaría a los transportes de carga que surten con víveres a las principales ciudades del país; en segundo lugar, golpearía gran parte del sistema de transporte público.
La decisión de Capriles de ir a elecciones y de Estados Unidos de preparar sus fuerzas mercenarias en la frontera, hablan de que querrían avanzar en sus planes de transición en Venezuela, utilizando las elecciones parlamentarias como excusa para cualquier escenario. Si llegase a ganar la oposición, la utilizarían como un plebiscito para presionar a Nicolás Maduro para que abandone el poder. En el caso de perderlas, presionarían de la misma forma alegando fraude electoral y forzando un escenario de desestabilización como el que acontece en Bielorrusia en estos momentos.
La necesidad de una pequeña gran victoria antes de octubre
Oswaldo Espinoza, experto en geopolítica, en diálogo para Sputnik coincide que Estados Unidos se encuentra en estos momentos asediado tanto por la crisis sanitaria, como por la pérdida de su hegemonía frente a China. Y eso puede hacerlo precipitar una acción contra Venezuela con el fin de influir sobre la elección presidencial de octubre, en favor de la reelección de Donald Trump.
El experto sugiere que ante las derrotas comerciales y diplomáticas en el terreno geopolítico, Estados Unidos "podría optar por el eslabón más débil de la cadena para buscar su pequeña guerra victoriosa".
Sin embargo, emprender una acción cómo esta no resulta una tarea sencilla. Para el analista, no está planteado un escenario de intervención directa, sino a través de otros países con lo cual Estados Unidos podría desprenderse de su responsabilidad, en el caso de que sobreviniera una derrota en territorio suramericano.
"Tanto Colombia, como Guyana y Brasil conocen el potencial defensivo de Venezuela (con la mejor zona de negación de acceso de área A2AD de la región) por lo que únicamente darían ese paso con la aprobación y la garantía del respaldo extraoficial de Estados Unidos como potencia proveedora de recursos, armas y personal en la figura de mercenarios ahora rebautizados como contratistas", apunta Espinoza.
A juicio del analista, el comportamiento de los aliados de Venezuela, en el caso de un escenario bélico, tendría que evaluarse en el marco de tres variables: "nivel de compromiso, capacidad de respuesta y de proyección de poder, y finalmente distancia geográfica".
Según Espinoza, los aliados que pueden cumplir dichos criterios y que se encuentran más cercanos son Cuba y Nicaragua "no obstante, su capacidad militar resulta bastante más limitada, por lo que es seguro que ante una intervención armada ambos aliados se pronunciaran con firmeza en el terreno diplomático sin poder hacer mucho más".
En este caso, hay que evaluar el papel de Rusia y China que son rivales estratégicos de Estados Unidos y que han demostrado, al menos en el caso de la guerra de Siria que ya no están dispuestos a seguir tolerando desmanes del Pentágono, solo por apropiarse de los recursos energéticos de los países en vías de desarrollo.
"El problema aquí son las enormes distancias que nos separan de estos aliados, simplemente estamos muy lejos de las zonas de influencia inmediata de todos ellos. No somos Siria a la que Moscú pudo acudir con rapidez y mantener los canales necesarios para garantizar la presencia armada en contra de los insurgentes y como disuasión contra potencias rivales", señala el analista.
Por último, Espinoza opina que Venezuela además de un poderoso sistema de disuasión, tiene una gran oportunidad de desarticular la amenaza, a través de la gestión correcta de su situación interna, la cual puede incluso ser mucho más decisiva a la hora de que Estados Unidos decida o no, emprender una agresión contra el país:
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK