"Los veteranos resultaron ser las personas más resistentes y confiables, de hecho, el pilar de nuestro sistema en este difícil período. En ningún caso se les puede ofender. Si los ofendemos, significa que simplemente no somos el poder ni el Estado", dijo el líder bielorruso.
Lukashenko subrayó que el nivel de las pensiones debe representar un 40% del sueldo medio, cueste lo que cueste.
"Por supuesto, el presupuesto influye de manera radical, también en las pensiones de nuestros habitantes. Las pensiones son sagradas", cita el servicio de prensa al líder bielorruso.
El mandatario llamó además a mantener los sueldos de las personas que trabajan en empresas estatales a un nivel equivalente al 80% del sueldo medio.
Como informó el servicio de prensa del mandatario bielorruso, Lukashenko recibió el 25 de agosto al viceprimer ministro Nikolái Snopkov y al ministro de Finanzas, Yuri Selivérstov, quienes presentaron un informe sobre el cumplimiento del presupuesto republicano y los presupuestos locales.
La oposición rechazó los resultados oficiales y acusó a las autoridades de fraude electoral asegurando que su candidata en realidad logró entre el 70 y el 80% de los votos.
Miles de sus partidarios se echaron a la calle en unas protestas que se reprimieron con gas lacrimógeno, balas de goma, cañones de agua, granadas aturdidoras e incluso fusiles con acción de bombeo.
Según el Ministerio del Interior, en los primeros días de las movilizaciones se detectaron cientos de heridos, entre ellos:
- más de 150 agentes;
- unos 6.700 detenidos;
- al menos tres personas fallecieron.
Luego los agentes de seguridad dejaron de usar la fuerza para dispersar las manifestaciones, pero las protestas continuaron en las calles y también trascendieron a algunas de las cadenas de televisión públicas y compañías industriales, que se declararon en huelga.
La oposición bielorrusa impugna los resultados de las elecciones y exige una repetición de los comicios, opción que Lukashenko ha descartado en términos contundentes.