"Aunque el Estado Islámico [ISIS] tiene sólo unos pocos cientos de combatientes en Libia, ha estado explotando las tensiones locales entre grupos étnicos (…) Representa una potente amenaza capaz de tener un impacto regional más amplio; el riesgo de una escalada del conflicto en Libia podría permitir que expanda su actividad", dijo Voronkov.
Asimismo, advirtió que la amenaza global de ISIS continuará en aumento si los países fallan en la misión de repatriar y brindar asistencia a los ciudadanos que tienen vínculos con el grupo terrorista.
"La crisis del COVID-19 ha complicado aún más la grave e insostenible situación de miles de individuos de los que se sospecha que tienen vínculos con ISIS y que están varados en la zona de conflicto, especialmente mujeres y niños; la reparación, enjuiciamiento, rehabilitación y reintegración y la protección de los más vulnerables se ha vuelto más urgente, ya que la amenaza global de ISIS aumentará si la comunidad internacional falla en responder a este desafío", dijo Voronkov.
"Se requiere una actitud decidida de los estados miembros por una cuestión de derechos humanos y de motivos de seguridad", dijo.
Voronkov reafirmó el llamado del secretario general de la ONU, António Guterres, sobre todos los estados miembros para que repatrien a sus ciudadanos, agregando que la ONU está pronta para respaldar dichos esfuerzos.
Libia continúa sumida en una crisis desde que la caída del que fuera su líder durante décadas, Muamar Gadafi, en 2011, derivó en violentos enfrentamientos entre facciones rivales.
Actualmente, en Libia existe una dualidad de poderes:
- el Gobierno interino junto con el Parlamento en Tobruk, que controla la parte oriental del país y cuenta con el apoyo del Ejército Nacional Libio al mando del mariscal Jalifa Haftar;
- el Gobierno de Acuerdo Nacional, con sede en Trípoli, en el noroeste del país.
* autodenominado Estado Islámico, proscrito en Rusia