La mayor parte de la población ni siquiera piensa en cambiar su cerradura por una modernas y digitales, pero el nuevo ataque de unos investigadores de la Universidad Nacional de Singapur quizá haga que más de uno empiece a planteárselo.
La cerradura convencional de tambor de pines es de las más utilizadas. Al introducir la llave correcta, esta empuja los seis pines metálicos con resorte a diferentes alturas que forman la cerradura, provocando que el tambor gire y la puerta se abra.
Es por todos conocido que muchos ladrones tienen trucos para forzar las cerraduras de muchas maneras, pero algunos de estos métodos requieren que se realicen varias pruebas en la cerradura antes de poder abrirla, o dejan evidencias de que esta ha sido forzada.
¿Cómo funciona?
Tras la aportación de este grupo de Singapur, esta tarea se puede facilitar mucho. Solo hace falta un smartphone que cuente con grabadora para poder capturar el sonido que emite la llave al salir o entrar de la cerradura en cuestión.
Esto posibilita que "una persona no experta pueda lanzar el ataque, así como reducir significativamente la sospecha. Además, dado que SpiKey infiere la forma de la llave, es inherentemente efectiva (…) con las cerraduras modernas y permite hacer múltiples entradas sin dejar ningún rastro", aseguran los científicos del centro singapurés.
Este puede diferir del de otras llaves en tan solo 0,381 milímetros, lo que habla de la gran precisión que caracteriza a SpiKey. De hecho, los investigadores afirman que el sistema permite reducir el número de llaves potencialmente capaces de abrir la cerradura de 330.424 a tan solo tres, en la mayoría de los casos.
Tras un ataque llevado a cabo con éxito, explica el grupo, el usuario puede utilizar ingeniería inversa para obtener un modelo de la llave que posteriormente se imprimirá en 3D.
Pero no todo es tan fácil
La puesta en práctica de este método de apertura de cerraduras en la vida real se topa con varios obstáculos que hacen que, por ahora, podamos seguir confiando en nuestras cerraduras tradicionales.
Otro gran problema es el sonido ambiente que pueda causar interferencias con el sonido de la llave. Esto puede atajarse acercando el móvil lo suficiente a la llave, pero dado que eso sería muy sospechoso para la víctima, la clave podría estar en utilizar sistemas de escucha a distancia, como malware instalado previamente en el smartphone o smartwatch de la persona.
Sea como sea, es evidente que la tecnología también está al servicio de los malhechores y estas y otras dificultades que los frenan de colarse en nuestras casas por ahora, algún día quizá dejen de existir. Puede que pasarse a las cerraduras digitales no sea tan mala idea después de todo.