Al principio los opositores se congregaron cerca del obelisco Minsk Ciudad Héroe y después se dirigieron hacia el Palacio de la Independencia, como se conoce a la residencia presidencial.
En la entrada al edificio se encuentran las unidades especiales de la policía.

Según el escrutinio oficial, Lukashenko obtuvo el 80,1% de los votos, seguido de la opositora Svetlana Tijanóvskaya con el 10,12% de los apoyos. Los otros tres candidatos reunieron juntos poco más del 4%.
En los primeros días que siguieron a la votación, los agentes de seguridad dispersaron con gas lacrimógeno, balas de goma, cañones de agua y granadas aturdidoras a los miles de manifestantes que protestaban por un supuesto fraude electoral.
Según el Ministerio del Interior, los sucesos dejaron centenares de heridos, entre ellos más de 150 policías, y más de 6.700 detenidos. Tres personas fallecieron.
Las escenas de violencia cesaron en los días siguientes, pero las protestas continuaron y trascendieron de la calle a algunas cadenas de televisión públicas y compañías industriales, que se declararon en huelga.
La oposición bielorrusa exige una repetición de los comicios, opción que Lukashenko ha descartado en términos contundentes.