Una apacible ciudad fundada en 1581 en Filipinas ha dejado a los mexicanos entre honrados y absortos. Se trata de México, un municipio de la región del Luzón Central —la isla más grande de Filipinas—, que no sólo comparte el nombre con el país norteamericano.
Según la etimología popular, el nombre original prehispánico de la aldea era Masicu o Maca-sicu, que los españoles deletrearon como "Mexico", se cree que se trata de una referencia a la abundancia de árboles chico. Sin embargo, los árboles chico no son endémicos de Filipinas y fueron introducidos por los españoles.
Otra teoría es que se deriva de la palabra siku ("codo") y era una referencia a los codos de los ríos cercanos, Abacan y Pampanga. Pero no hay registros de que el pueblo se haya llamado Masicu. Hay otros que piensan que el nombre surgió porque cuando los colonos llegaron vieron a un hombre que se tocaba incansablemente el codo, y al ser consultado por qué, éste respondió "mesicu cu pu" que, según el blog México desconocido, podría traducirse como "me pegué en el codo".
Además del nombre, ¿qué une a Filipinas y México?
Teniendo en cuenta que la nación del sudeste asiático fue gobernada por el Virreinato de Nueva España, con sede en México (después directamente desde España y desde 1898 por Estados Unidos), los vínculos entre ambos países van desde lo histórico hasta lo social.
Además, hay similitudes en lo cálido de la "personalidad" de ambas naciones, en algunos nombres, y hasta en el culto a la Virgen de Guadalupe.